El destino de ser padre.

¿De qué sirven los consejos a los hijos?

Ya aprenderán cuando sean padres.

¿Cuántas veces se despierta un padre a medianoche con miedo?

“No soy de aquí ni soy de allá...” Facundo Cabral

Con todo lo que tenemos y no somos felices.

A los que hacen familia picando piedra.

Nadie cambiaría a sus padres y nadie cambiaría a su hijo. 

Palabras que se dicen por no estar callado.

Expectativas no cumplidas en nuestros jóvenes.

Podemos tener el mejor coche, pero si quitamos las ruedas no se mueve.

Cada día hay más niños y jóvenes con sobrepeso.

El control de la ansiedad.

En la adolescencia la influencia del padre es muy inferior a la del entorno social (la pandilla).

El respeto que deben los hijos a los padres.

La impotencia de los padres.

El caso de un pez payaso llamado Nemo que se quedó solo al cuidado de su hijo.

El placer de aprender.

Una situación que requiere mucho tacto con los niños.

¿Qué queda de aquel momento?

¿Les estamos enseñando a desear aprender?

Lo que duele una madre.

El hombre que contó la guerra y tuvo que elegir a quien salvaba.

Tienen cuatro muros de piedra y no se las lleva ni el peor de los vientos.

Un consejo para un padre.

La leyenda de gato negro.

Lo que un joven intuye por imaginación lo sabe el viejo por la experiencia de la edad.

Compartir el momento más importante de nuestras vidas.

Gracias a los voluntarios que asisten a los enfermos en fase terminal.

La importancia de no sentirse solo.

Subir al Everest con una mochila de piedras a la espalda.

No es lo mismo querer a los hijos que disfrutar de ellos.

Dos de cada tres padres estarían dispuestos a trabajar menos si eso significase poder pasar más tiempo con sus hijos. Los padres implicados ven la relación con sus hijos como una fuente de bienestar y de felicidad. 

Siempre hay una razón para volver a levantarse.

El hombre que tiene una hija.

Por esos caprichos de la naturaleza, somos un pedazo de nuestras madres.

La razón por la que nacimos.

El recuerdo a través de las recetas.

Historia de Saturnino Navazo, un padre español y su hijo adoptivo Siegfried Meir.

El valor de la última palabra.

Un padre y un hijo no se miden recíprocamente por sus éxitos, sino por sus abrazos.

Qué suerte que seas mi hijo.

Una mirada al entierro del Conde de Orgaz del Greco.

El tiempo nos enseña que no fuimos tan malos padres.

“Gobierna tu casa y sabrás cuánto cuesta la leña y el arroz; cría a tus hijos, y sabrás cuánto debes a tus padres”. Proverbio chino.

La respuesta ideal siempre está en el término medio pero los condicionantes sociales también afectan. Hoy en día somos excesivamente sobreprotectores.

Detrás de cada hijo hay unos padres. Somos lo que ha quedado de otros.

Decía un padre insuperable que tener un hijo es como si te regalasen una maleta. Das las gracias, dices que bonita y te responden que tienes que cargar con ella de por vida. Estés donde estés siempre sentirás la responsabilidad paterna.

Déjate coger de la mano por el anciano.

¿Qué es lo más importante en la vida? Los hijos, sin duda. ¿Qué no harían unos padres para alimentar a sus hijos? La respuesta es tan cruda como dramática: abandonarlos para ir a buscar ese alimento. Eso es lo que ha sucedido en China donde cuatro niños abandonados por sus padres no han entendido esta lógica y se han suicidado. El mayor tenía 13 años y el menor 5. Bebieron un pesticida y dejaron una carta en la que contaban su abandono.

El hombre ha descubierto que merece la pena ser padre y no quiere perderse los primeros diez años de sus hijos. Está cambiando el concepto de éxito vital y ha pasado del prestigio profesional a la satisfacción personal. Esto tiene un precio muy alto en el momento profesional más importante de la vida. En cuanto uno se descuida deja de ser rentable para su empresa y no progresa. El problema es similar al de las mujeres cuando se incorporaron al trabajo fuera del hogar. Tradicionalmente han tenido que sacrificar tiempo de familia para realizarse profesionalmente y generar ingresos. La pregunta es si hay que optar necesariamente o es posible compaginar.

En el escudo de Sevilla se esconde una historia. Una guerra entre un padre y un hijo traidor. Una guerra que no llega a lucharse porque el hijo quiere que su padre se sienta vencedor en la ciudad que le sanó la vista y porque no quería que todos le traicionasen después de haberle traicionado su propio hijo. Sevilla fue fiel al viejo rey y lo recuerda con una leyenda en su escudo.

La generosidad de los padres para con sus hijos excede de toda medida. Ser generoso es compartir lo que se tiene, pero ser padre es compartir hasta lo que no se tiene. Todo vale para que a un hijo no le falte de nada.

Cuando uno mira las fotos de los hijos niños ¿qué ve? Ve el hecho fantástico de dar vida, el miedo del padre primerizo y la esperanza en saber darlo todo. Cuando uno mira las fotos de los hijos adultos recuerda las palabras de Wilmot, que ya en el siglo XVII dio con la definición del oficio de la paternidad: "Antes de casarme tenía seis teorías sobre el modo de educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ninguna teoría".

Educar significa llevar, arrastrar por donde yo creo que es el camino. Es sinónimo de forzar, pero instruir es menos práctico, no da resultados, ya lo sabemos, pero es sinónimo de razonar, de hacer comprender, de enseñar a entender. Una generación de padres veníamos de la imposición de valores y decidimos instruir. ¿Hemos acertado?

Seguramente no se puede educar para la frustración. ¿Cómo pedir a un padre que le niegue algo a su hijo? Seguramente va en la naturaleza humana el malcriar a los hijos a costa de dar hasta los que no se tiene. El problema es que a la larga el niño se hace mayor y cuando se enfrenta al mundo real no es capaz de controlar su frustración y reacciona violentamente ante cualquier no.

En Estados Unidos tienen un apodo, son los padres helicópteros, porque no dejan de sobrevolar alrededor de la vida de sus hijos.  Son padres que asumen que sus hijos no dan la talla y que en cuanto les suelten de la mano se estrellan. Así que si pueden les solucionan la vida para que hagan lo menos posible, que en muchos casos es la solución más barata, o les llevan de la mano hasta la entrevista de trabajo o hasta rellenar la matrícula de la universitaria. Es un contrasentido entre el amor de padre y la duda razonable de que los hijos no se valen por sí mismos.

Vídeo de nuestro árbol de navidad.

Hay tanta desmotivación, lo que antes se llamaba “ganas de hacer algo”, que ha sido necesaria una nueva profesión que es la de coaching, que viene a ser el motivador profesional. En la educación de los hijos necesitamos saber educarles motivándoles y no todo el mundo sabe.

Es cierto que se llega tarde y cansado del trabajo, que cuando se hacen mayores los niños prefieren estar con sus amigos, que resulta imposible despegarles del televisor o de internet, mil razones, pero la mayoría de los niños lo que piden en su carta a los Reyes es más tiempo con sus padres.

Para aproximarnos al tema nos hicimos eco de un artículo escrito por un bloguero americano, Oren Miller, el día en que se enteró de que tenía cáncer de pulmón de máximo nivel. En unas líneas anticipaba lo que esperaba a su esposa el día en que falleciese: "Y mi mujer... Dadle un respiro. Por favor, dejad que se tome un respiro. En el trabajo es de personalidad tipo A, pero en casa siempre ha querido relajarse y disfrutar. Ayudadla a disfrutar. Querrá asumir toda la responsabilidad, pero no la dejéis. Decidle que se relaje. Decidle que se lo tome con calma. Ayudadla a disfrutar de la vida. No la clasifiquéis o le pongáis límites de ningún tipo"

Se imagina un país ficticio que propusiese una ley que permitiese a los padres renunciar a sus hijos problemáticos. Con este futurible empieza una película que trata de este problema. El país es Canadá y comienza cuando se ha decidido aprobar una polémica ley para renunciar a los hijos. Esta decisión coincide con el reencuentro entre una madre viuda y su hijo de 15 años recién expulsado de un internado por prenderle fuego y con una conducta violenta e imprevisible desde que su padre muriera hace tres años.