6 de febrero de 2015

GESTIONAR LA FRUSTRACIÓN MASCULINA

Seguramente no se puede educar para la frustración. ¿Cómo pedir a un padre que le niegue algo a su hijo? Seguramente va en la naturaleza humana el malcriar a los hijos a costa de dar hasta lo que no se tiene. El problema es que a la larga el niño se hace mayor y cuando se enfrenta al mundo real no es capaz de controlar su frustración y reacciona violentamente ante cualquier no.

No es que la culpa de que una persona sea violenta la tengan sus padres, sino que es mejor anticiparse y educar en la frustración. Por ejemplo, enseñando a jugar y a saber perder sin enrabietarse. 

Los niños lo quieren todo y lo quieren ya. Si lo consiguen sin esfuerzo esto les hace menos competitivos ante niños que no han tenido de todo y que han luchado por ello. 

Además les hace más inestables psicológicamente porque no han aprendido a autogestionar la frustración. Si ante un enfado se han visto con derecho a romperlo todo o a golpear a hermanos, padres, amigos … el día de mañana cuando sean hombres no sabrán reaccionar correctamente ante una pérdida de trabajo, una ruptura sentimental, o simplemente que no se haga lo que ellos quieren.

En el futuro nos encontraremos con el efecto educativo de los actuales videojuegos con contenidos violentos que indebidamente utilizan los niños. En estos videojuegos la respuesta a la frustración es la violencia. Sin embargo, en los juegos deportivos y principalmente en los de grupo, la derrota es algo que se asume en sociedad, que enseña a perder porque ganar sabe cualquiera.

Y en todo caso, hay personas violentas igual que hay buenas personas, no todo es culpa de los padres. El mejor ejemplo es cuando un hijo es violento y el otro no. Hay que diluir ese sentimiento de culpa universal de los padres. Aprender a comportarse es cuestión paterna en la infancia, pero a partir de la adolescencia es cuestión del propio individuo y hay hombres violentos que sencillamente no quieren controlarse a pesar del daño que hacen especialmente a sus parejas y a sus familias.
 


 

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