SABER
PERDER ES MÁS IMPORTANTE QUE SABER JUGAR
Saber perder con elegancia, felicitar
y agradecer al vencedor el tiempo que nos ha dedicado. Esta es una regla
de oro, pues en la mesa en el juego se conoce al caballero. No es que por
saber perder no se sea competitivo, sino que una derrota no puede hacernos
perder nuestro saber estar. La dignidad de la derrota, no la tiene la
victoria.
Nada más insufrible que ver
a un mal perdedor fuera de si. Una persona que no sabe contenerse es, como
mínimo peligrosa, pero lo que es peor, insoportable. Entendemos
por mal perdedor no solamente el que dice lo que no debe, sino el que actúa
o gesticula poniendo de relieve que no sabe asumir su derrota.
Si no se sabe jugar, sencillamente
no se juega, pero nunca se pierde la calma y mucho menos por un juego.
No es que uno sea frió como hielo o que no le apasione el juego,
es que el gusto por el juego debe superar al gusto por la victoria.
Si nos ganan jugando mejor, pues
es de lo que se trata, de contrastar habilidades. Si nos ganan por suerte
o por injusticias del árbitro, pues se acepta igualmente, porque
cuando se empieza a jugar se aceptan las reglas.
En esta sociedad tan competitiva,
no es raro que todos intenten destacar. Está configurado en nuestras
mentes que hay que ser los mejores, y vivimos constantemente comparándonos
con otros en diversos ámbitos y áreas de nuestro quehacer.
Pero no se puede olvidar la importancia de saber perder y aceptar, que
en ocasiones, no siempre todo saldrá bien.
Por otra parte, saber ganar también
tiene sus reglas. Igualmente insufrible que un mal perdedor es un vencedor
presuntuoso. Lo primero que ha de hacer un vencedor es dirigirse a su adversario
deportivo y valorar su juego.
Y después de las formas,
si de verdad te gusta tu deporte, pues a mejorar, que no hay nada como
una buena derrota para aprender de los errores y mejorar.
Por cierto, que todo esto va
de deporte, que si te quitan la novia es otra cosa. Y si te quitan la mujer
también es distinto, pero en este caso te consuela que también
te quitan la suegra.

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