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¿QUÉ
HAY DE CENA?
“De grandes cenas están las sepulturas llenas”. No es bueno consumir alimentos muy grasos, para que la digestión sea más ligera. Poco y sin grasa. Si has comido mucho, mejor casi nada. Recuerda que el desayuno con el rey, la comida con el príncipe y la cena con el mendigo. Es mejor comenzar con ensaladas o canapés compuestos de vegetales y sin demasiadas salsas. Tras un menú grasiento y contundente, nada como una cena equilibrada que compense y equilibre lo consumido unas horas antes. Uno de los mejores recursos para estas comidas al final del día, rápidas y sin complicaciones los constituyen las ensaladas. En efecto, son el ejemplo perfecto del alimento nutritivo que se prepara en un momento, admite una enorme variedad de combinaciones y puede ser muy sabroso. Pero hay que tener claro que no todas las ensaladas son igual de equilibradas. Para que aporte los nutrientes necesarios para una cena (y más si se toma como plato único) deben llevar dosis de proteínas, farináceos, grasas y vegetales. En cuanto a los vegetales, lo más práctico es preparar la ensalada con los que sean más fáciles de preparar en crudo como son cogollos de lechuga, endibias, tomates, espárragos y zanahorias. En cuanto a las grasas, generalmente se consumen a través del aliño. De ahí que haya que tener cuidado con el tipo y la cantidad que se añade. Y es que, una ensalada de lo más equilibrada se puede convertir en una pesadilla gracias a una salsa con demasiado aceite, picante o sal. Entre las más adecuadas para la noche está la vinagreta que, además, es la más sencilla de preparar. OTRAS OPCIONES A LAS ENSALADAS En lugar de tomar una sola ensalada, lo que deberías hacer es realizar una cena completa con un primer plato, segundo y postre. Esto puedes hacerlo sin necesidad de aportar muchas calorías a tu dieta. Puedes elaborarte una cena muy baja en calorías, si, por ejemplo, te tomas de primero un plato de verdura hervida, como pueden ser unas judías verdes (seguro que te saciarán) y tomar de segundo plato un pescado al horno o una tortilla y de postre, toma un lácteo o una pieza de fruta. Es posible que comiendo una ensalada te sientas menos lleno, e incluso es posible que ingieras más calorías que con la cena propuesta. Las calorías de una ensalada se pueden disparar en función de los ingredientes que le añadimos, y también en función de la cantidad de aceite (mejor de oliva). LÁCTEOS La opción de los lácteos y la fruta es también muy apropiada para las cenas, siempre y cuando no sea la costumbre diaria. Si este menú se completa con cereales, será de lo más equilibrado. Para variar cada noche se pueden tomar yogures, quesos, leche, mousse de yogur… La fruta también viene siempre bien. Si es parte fundamental de la cena, serán necesarias un par de piezas que, aunque en zumo son más apetecibles, enteras conseguirán saciar más y aportarán más valor nutritivo. CENAS Y GASES Las cenas copiosas y tardías
propician los gases, ya que por la noche la actividad intestinal es más
lenta, lo que favorece la fermentación y putrefacción de
los alimentos allí retenidos.
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