Se ha descubierto que los olores y aromas relajan el organismo y mejoran la salud general, así como el estado de ánimo.

¿QUÉ ES LA AROMATERAPIA?

La aromaterapia es la utilización de los olores para conseguir el bienestar total del cuerpo y la mente. Esta antigua ciencia encuentra en la naturaleza la solución para muchos males del hombre, pero también secretos para la belleza. En la actualidad, muchos países la han incorporado como terapia complementaria de la medicina tradicional en hospitales y clínicas.

El término aromaterapia fue acuñado por el químico francés René Gattefosse en 1928 tras sufrir un accidente en su laboratorio que le llevó a utilizar aceite esencial de lavanda para aliviar el dolor y sanar una quemadura. Este hecho le empujó a estudiar las propiedades terapéuticas de estas sustancias para fines clínicos. Incluso, llegó a curar con ellas a heridos en la II Guerra Mundial.

Sin embargo, el uso de aceites para tratar enfermedades es algo tan viejo como el ser humano. Ya en el Antiguo Egipto se utilizaban una gran variedad de aromas para las curaciones, y en muchos papiros se han encontrado datos de cómo clasificaban los olores, las flores y las hierbas con fines médicos o cosméticos.

Hoy en día, este sistema ayuda al cuerpo a equilibrar y curarse a sí mismo, utilizando las propiedades químicas de sustancias volátiles aromáticas extraídas de materiales botánicos que, además, influyen en las emociones de la persona.

TERAPEÚTICA.

En muchos casos, las acciones terapéuticas de los aceites esenciales son múltiples y complejas. Por ejemplo, los aceites esenciales de la camomila azul o el árbol del té se usan en infecciones dermatológicas para eliminar las bacterias y estimular la proliferación celular necesaria para curar la herida. Además, el aroma también influye en los centros emocionales del cerebro, al activar la actividad inmune-estimulante, lo que refuerza la recuperación del individuo.

Desde siempre se han conocido las reacciones que el olfato produce a nivel físico y el efecto de los aromas en los procesos fisiológicos del ser humano. Así, un sugestivo olor a comida afecta a la zona gastrointestinal y nos prepara para saborearla. Del mismo modo, un aroma desagradable nos impide ingerir el alimento e, incluso, puede inducir vómitos.

Diversos estudios demuestran que la aromaterapia podría ayudar a las personas con daño cerebral a revivir experiencias previas e, incluso, estimularía al cerebro a desarrollar nuevas conexiones neuronales.

Por otro lado, en los masajes, la aromaterapeuta profesional puede ayudar a mejorar lesiones de huesos. Así, unas gotas de aceites esenciales puros de jengibre, pimienta negra y lavanda aumentan el calor en las capas superficiales de la piel, algo muy apreciado cuando un músculo está rígido y existe dolor. Cuando la piel se masajea, sus terminaciones nerviosas envían mensajes al cerebro. El efecto psicológico del masaje es conocido ya que el cerebro es estimulado con mensajes aromáticos que le ayudan a la persona a sentirse ‘acogida’.

Si se prefiere disfrutar de un baño con aceites esenciales también se obtendrá una gran combinación terapéutica. Las propiedades relajantes del agua caliente aceleran los efectos de los aceites esenciales. Los baños aromáticos proporcionan un alivio de la tensión, la ansiedad y ayudan a aliviar dolores musculares.