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Muchas historias para decirte
que yo te quiero más.
> Un hombre sólo es realmente un hombre cuando lo da todo por una mujer.
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VIVIR A MUERTE "Lamento profundamente no haberte hecho feliz". ¿Qué diría en su última carta?. Vivir a muerte es un libro que comprende la selección de las últimas cartas de condenados a muerte en los campos de concentración franceses en la ocupación alemana. Destaca el prólogo de Francois Marcot, que se pregunta: ¿con qué derecho podemos leer, publicar o comentar estos últimos mensajes de condenados, cuando han sido destinados a los parientes, a los esposos, a los próximos que querían?. Un testimonio personal y real de personas que ya no tenían nada que perder. Con el derecho y el deber de la fraternidad humana: estas últimas cartas se dirigen a nosotros. Porque hablan de la vida de estos hombres y de estas mujeres, lo que cuenta frente a la muerte, palabras de hombres sobre la vida del hombre. Y también porque los condenados han querido explícitamente que el sentido de su compromiso, de sus vidas, de su muerte llegue a nuestro conocimiento. La mayoría de las cartas se dirigen a la persona amada, y cobra especial importancia el hecho de saber que es lo último que se va a decir, a quien se dice y que se dice. Desde la certeza de la muerte inmediata hay unanimidad en los mensajes de esperanza. "Te deseo que encuentres un buen proletario digno de ti", escribe a su mujer el tornero comunista y combatiente clandestino Maurice, que reconoce: "Es duro decir esto porque estoy celoso aun ante la muerte". "Un último largo, largo beso en tus labios", escribe el maquisard Paul Meyer a su mujer. Cuando de nuevo la vida se recupere en ti, cuando su ritmo haya superado el ritmo de mi recuerdo, piensa una última vez en mí y vuélvete deliberadamente hacia el futuro; sé feliz en los brazos de otro. (Félicien Joly, 15 de noviembre de 1941). La muerte no me impresiona nada. Sabía desde siempre que la lucha exigía sacrificios y los asumí todos sin vacilar. Vale más perder la vida que las razones de vivir. (Robert Beck, 5 de febrero de 1943) Felicidad a aquellos que van a sobrevivirnos y catad las mieles de la Libertad y de la Paz de mañana… El pueblo alemán y todos los otros pueblos vivirán en paz y en fraternidad después de la guerra que no durará mucho más. Felicidad para todos…(Missak Manouchian, 24 de febrero de 1944) "Te ruego que de vez en cuando te acuerdes de nuestro amor". "Voy hacia la muerte como a una nueva aventura". "Sé feliz en los brazos de otro". "Siempre soñé, mira tú por dónde, morir de pie un día en que el sol brillase". "Siempre he tenido tanto, tanto miedo a morir". "Vive, tienes que vivir", "Voy a llevar en el pecho vuestras fotos para que me acompañen en el ataúd" "Mi alegría más grande sería que pensaras en mí lo menos posible y que rehagas tu vida" "Besos grandes, besos como sólo podemos dar cuando son los últimos" "Me gustaría que cuando el niño fuera mayor le habléis mucho de mí", "Hallaré valor pensando en tu amor" "Sabes que alguna vez hemos discutido, pero te quería mucho". "Lamento profundamente no
haberte hecho feliz".
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