VIAJE AL MEJOR DE LOS REGALOS: UN MOMENTO. Ella no tiene remedio y ni avisa ni pregunta, sólo regala momentos. Uno de los momentos que ella había buscado para regalarle fue un concierto especial de boleros en el fin del mundo. Ella arrancó el coche y le dijo sube y no preguntes. Llegaron de noche por unas de esas carreteras que dan pánico, pero la de vuelta fue peor porque se cruzaban conejos por la carretera cegados por la luz del coche. Era un lugar remoto increíble para aquel concierto. Era un pueblecito con un teatro más grande que el pueblo. Apareció una jovencita que quería ser graciosa y cantaba bien, y un abuelo que era un caballero y que cantaba mejor. El viajero no se podía imaginar que iban a un concierto de boleros a un lugar tan remoto. Escucharon los boleros cogidos de la mano y conteniéndose alguna lagrima. Hay canciones que van hiladas a los recuerdos y lo más precioso de la vida son esos recuerdos que nos enriquecen y que se saben respetados y comprendidos por el otro. Los dos tararearon todos porque se los sabían de memoria. Volvieron a la ciudad y el viajero pidió un paseo de madrugada para reubicarse y olvidarse del susto de los conejos de la carretera. Paseando ella le dijo que quería
haberle llevado al mismo concierto en la ciudad pero que no fue posible,
que lo había intentado todo. El viajero cerró sus labios
y le pidió no volver a poner el coche a toda velocidad por la noche
en esas carreteras abandonadas de campo, pero sabía que era inútil
que ella, que ella, que ella … Ella no tiene remedio y ni avisa ni pregunta,
sólo regala momentos.
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