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EL VIAJERO. Geografía
íntima. |
VIAJE A LOS DÍAS QUE NO
VOLVERÁN.
Viaje en primavera al lugar de las
lágrimas.
En la ciudad universitaria de Portugal
está el mayor jardín botánico de la península
ibérica y un sitio al que llaman “das lagrimas”. Entonces no tuvieron
tiempo para llorar, sólo para ver flores y escuchar fados.
En un sitio así cabe imaginar
que el infante heredero don Pedro se enamorase de Inés
de Castro, que servía como dama de compañía de
su esposa, doña Constança. Cuando llegó a oídos
del rey Alfonso VI, primero desterró a Inés, pero al morir
Constança al dar a luz, volvió la amante. Así que
el rey, padre de don Pedro, para evitar problemas de descendencia ordenó
su muerte a manos de tres hidalgos que la apuñalaron junto a una
fuente que se tiñó de su sangre, por lo que el lugar se llama
“das lagrimas”.
Empieza el viaje a la naturaleza,
a la primavera.
Tiempo atrás estaban en la
Uffizi viendo el nacimiento de la primavera de Sandro Botticelli. El cuadro
en que la ninfa cuenta: “Yo era Cloris, que ahora me llamo Flora. Yo era
Cloris, la ninfa de las llanuras felices …” Ovidio en los Fastos (V 185
ss:), pero Céfiro raptó a Cloris, ella le perdonó
y él le regala su mítico jardín. Sigue contando Ovidio:
“Gozo de una primavera eterna: el año está siempre sonriente,
los árboles tienen siempre hojas, la tierra siempre pastizales.
Tengo en los campos que constituyen mi dote un jardín exuberante:
el viento lo respeta, una fuente de agua cristalina lo riega. Mi marido
cubrió este jardín de flores generosas y me dijo: “Tú,
diosa, ostenta la soberanía de las flores”.
Flora era una divinidad romana que
velaba por el florecimiento y desarrollo de todo tipo de plantas y de vegetación.
Tenía en Roma un templo junto al Circo Máximo y se celebraban
en su honor ludi florales (juegos florales) a partir del 28 de abril. Suscitó
una pasión ardiente en Céfiro, dios del viento, quien la
siguió y la tomó como esposa por la fuerza. Arrepintiéndose
de su violencia, el dios la transforma en Flora, y como regalo le da un
hermoso jardín en el cual reine eternamente la primavera.
En el cuadro se ve en un paisaje
de naranjos, relacionados con los Médici, aunque ella dice que realmente
son mandarinas, cuyo nombre clásico, “medica mala”, se refiere a
los Médici. Detrás de Venus hay un mirto, planta sagrada,
y en la parte derecha laureles doblados por el viento o por la fuerza creadora,
en alusión al novio, Lorenzo (Laurentius). En la cabeza de Flora
hay violetas, aciano y fresas silvestres; en torno a su cuello, una corona
de mirto, en el manto rosas y va esparciendo nomeolvides, jacintos, iris,
siemprevivas, clavellinas y anémonas. En suelo flores toscanas.
En el caso de la Flora de Tiziano,
también en la Uffizi, el viajero señala la mano izquierda
de Flora, que se dirige hacia el vientre el índice y con el corazón
forma una tijera, gesto que en la celebración de la unión
matrimonial simbolizan la ruptura de la virginidad.
Al viajero le gustaba viajar en
primavera a …, pero ella se empeñó en ir a la playa. Acabaron
en Fuerteventura, donde fue desterrado Unamuno y donde fue a salvarle contra
su voluntad Delfina Molina de Vedia, profesora en el Liceo nº
1 de Buenos Aires, casada, enamoradísima de Unamuno al que empiezó
a escribir en 1907, con motivo de la petición de bibliografía
para una tesis.
La pobre mujer acudió a Fuerteventura
con su hija y preparó un barco para que Unamuno escapase. Dicen
los que todo lo dicen que el propio Unamuno mandó un telegrama anónimo
a Primo de Rivera descubriendo la huída. El caso es que Unamuno
siempre la rechazó y acabó fugándose con unos franceses
justo cuando le perdonaron el destierro. A la muerte de Concha, la esposa
de Unamuno y su único amor, Delfina le escribió: “Cuídate
alma mía, piensa que estoy sola, lejos de ti, y piensa en lo que
tú representas en mi vida. Recuérdame… que con recordarme
sentirás que la máxima prudencia es deber tuyo primordial
en estas circunstancias”.
Durante la cena con todos los demás,
el tema se fue por Unamuno y sus odios a la reina
regente y a su hijo Alfonso XIII, al que llamaba “el hijo de la austriaca”.
El caso es que al morir Concha, Unamuno acabó en el palacio de la
Magdalena, el lugar de veraneo del “el hijo de la austriaca”, pero ya por
entonces había una república.
Y días después, ella
le al dijo al viajero que ya estaba bien de tanta playa y que había
que ver flores.
Fueron a ver flores y a escuchar
fados, que podían más, y volvían de madrugada a …,
así que se quedaban esperando el amanecer en el jardín, arropados
con un chal. Veían las lágrimas, veían las flores,
veían que el tiempo se les iba de las manos y nada podía
evitarlo, veían que una tijera cortaría su felicidad para
siempre. Y recordando el fado de la noche, el viajero tiró el chal
al suelo, sobre las flores … Veían que la vida nunca volvería
a florecer como aquella madrugada. Así es la primavera. ¡Qué
poco dura!, decía el viajero años después, incapaz
de volver al lugar donde sólo hay lágrimas. Fados y flores
… así es la primavera, como los días que no volverán.
LÁGRIMA (LAGRIMAS). Dulce
Pontes.
(Ver
video)
Cheia de penas
Cheia de penas me deito
E com mais penas
Com mais penas me levanto
No meu peito
Já me ficou no meu peito
Este jeito
O jeito de querer tanto
Desespero
Tenho por meu desespero
Dentro de mim
Dentro de mim o castigo
Eu não te quero
Eu digo que não te quero
E de noite
De noite sonho contigo
Se considero
Que um dia hei-de morrer
No desespero
Que tenho de te não ver
Estendo o meu xaile
Estendo o meu xaile no chão
estando o meu xaile
E deixo-me adormecer
Se eu soubesse
Se eu soubesse que morrendo
Tu me havias
Tu me havias de chorar
Por uma lágrima
Por uma lágrima tua
Que alegria
Me deixaria matar
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