EL VIAJERO. Geografía
íntima. |
VIAJE A LAS DOS CARAS DE JANO
Una que mira al pasado y otra al
futuro. De Píndaro a Nietzsche.
Jano (en latín Janus) es,
en la mitología romana, un dios que tenía dos caras mirando
hacia ambos lados de su perfil. Jano era el dios de las puertas, los comienzos
y los finales.
Pero el viajero siempre decía
que las dos caras de Jano miraban al pasado y al futuro.
¿Y el presente?. La historiadora
sacó el tema justo al final de la cena y después de un montón
de bromas sobre la única cara hacia el pasado de los historiadores,
llegaron a Píndaro para acabar con los emperadores romanos.
El último emperador fue el dueño del restaurante, que sacó
la escoba para echarles.
Píndaro: «Llega a ser
el que eres» (Píticas, 11, 72). Esta frase de Píndaro
viene contenida en su poema Pythia II dedicada a los deportistas griegos
de las olimpiadas quienes logran triunfar y se superan día a día
alcanzando su mayor potencial.
Pero conocerse a uno mismo conlleva
el no olvidarse de que todo es efímero. Durante su coronación,
los emperadores romanos llevan a su lado a alguien que le decía
todo el rato: recuerda que eres mortal, recuerda que eres mortal.
¿Y dónde vamos ahora?,
preguntó el arquitecto. Acabaron en el hall de un gran hotel, aunque
el viajero estaba más por algo de baile. ¿Qué hacer?.
Ella le contestó que el hombre en un ser ético que tiene
que optar y opta con responsabilidad, por eso es un ser moral o ético.
Era la frase Ayala, así que siguieron con la vía genética.
¿Es un atributo natural ser ético?. Para Ayala hay tres condiciones
en la naturaleza biológica del hombre que le hace ser ético:
la capacidad de anticipar las consecuencias de las acciones propias, la
capacidad de hacer juicios de valor y la a capacidad de elegir modos alternativos
de acción, los diferentes caminos.
Ella concluyó: si genéticamente
no estás dotado para el baile, la única opción responsable
es …
El tema se lió tanto que
acabaron discutiendo sobre la aparición de la posición bípeda
y la transformación de la mano en prensil. El célebre debate
entre Anaxagoras “el hombre es inteligente porque tiene manos” y Aristóteles
“el hombre tiene manos porque es inteligente”.
Como todo empezó con Píndaro,
al que se refería mucho Nietzsche, el viajero recordó su
frase “el hombre es el único animal capaz de prometer”. A lo que
ella le contestó “porque tiene el futuro preconfigurado”. Al viajero
le dolió este tortazo en el lado de la cara que mira al futuro.
Ella le estaba recordando que no
era ético porque no era lo suficientemente honesto sobre el futuro,
pero el viajero lo veía de otro modo, al esto de Ortega: “ética
es ser fiel a uno mismo”. Y luego estaban los silencios: “de nobis ipsis
silemus” -“sobre nosotros mismos guardamos silencio”, que era la frase
de Bacon de Verulamio que daba comienzo a la crítica de la razón
pura de Kant. Luego le contradijo Nietzsche diciendo que los filósofos,
a través de su filosofía, terminaban siempre relatando su
propia experiencia de vida, como cuando soñó la muerte de
su hermano y lo relaciona con la sombra de un sueño de Píndaro,
que dijo que el hombre es el “sueño de una sombra”, pero se puede
comparar con la divinidad en su fuerza de espíritu y su nobleza
de ser. El atrevimiento de un hombre con los dioses puede ser castigado
con la locura ( ).
Entonces vino un señor muy
serio que dijo que era el gerente del hotel y que lamentablemente se tenían
que ir.
Salieron a la calle, había
una luna de cine y siguieron con lo de que el hombre es el único
animal capaz de mirar al cielo, el otro debate … La luna se fue y amanecieron
sentados en las escaleras del Prado bailando boleros al ritmo de un mp3.
¿Hace un chocolate con churros antes de entrar al museo?. Oye, que
estoy que me caigo ... y ella sentenció al estilo Gandhi “vive como
si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre”.
Tras el chocolate con churros en
el sitio al lado del Reina Sofía, volvieron al Prado y vieron las
Meninas, guardando las debidas distancias de perspectiva y con los cuatro
ojos que da tener dos caras, la que mira al pasado y al futuro. ¿O
sólo la que mira el pasado?, le preguntó ella. El viajero
no contestó. “De nobis ipsis silemus”.
(Ver
video)
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