EL SILENCIO COMO RESPUESTA ¿Por qué callamos ante el dolor? Ante el mal topamos con un problema de comprensión. Tras el holocausto las victimas no hablaron de su mal, porque les era incomprensible, como todo mal que nos hacen, y callaron, como si el silencio fuese una explícita negación de la palabra, como si el silencio fuese la única forma de testimoniar la incompresibilidad de lo vivido. Y ante la imposibilidad de comprender,
el silencio como respuesta.
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