DELEGAR EN EL TRABAJO Dar las herramientas para trabajar y supervisar el trabajo. El primer error es pensar que todo se puede delegar en cualquiera. No es así, cada persona tiene unas determinadas competencias y para delegar en ella hay que estar seguro de que puede realizar el trabajo delegado, aunque sea necesario supervisar algunas cuestiones. Otro error es no dar al trabajador toda la información, es decir, delegar con trampas, para luego corregir y culpabilizar al trabajador de los errores. Hay que delimitar claramente lo que se quiere, cómo se quiere y para cuando se quiere. Y no hay que tener miedo a preguntar si se ha entendido o si hay alguna información adicional que precise. Incluso hacer que tome notas por escrito del ámbito de la delegación. Otro error es confundir el consejo con la incapacidad para confiar en el trabajo. Si se ha delegado hay que asumir el riesgo. Si piden un consejo, es eso: un consejo, no significa: mejor hazlo tú. El proceso natural de la delegación
es la posterior valoración y, en su caso, recompensa.
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