MI VIDA POR UN MINUTO EN LA TELEVISIÓN.
¡AYER TE VI EN LA TELE!.
¿Por qué unos se mueren
por salir en la televisión y otros no saldrían por nada del
mundo?. Dos caras de la misma moneda, de la misma sociedad.
Cuando un periodista sale a la calle
con una cámara, siempre hay personas que se arremolinan para dar
su opinión sobre lo que sea, la cuestión es un minuto de
gloria en la televisión y escuchar la palabra mágica ¡ayer
te vi en la tele!.
Cuentan los reporteros que cuando
la gente ve una cámara que se les acerca por la calle, el mundo
se divide en dos mitades, los que se acercan corriendo y los que se dan
la vuelta y se cruzan de acera.
Detrás de ese minuto de gloria,
ya sea un minuto en la televisión confirmando la subida del precio
de cualquier cosa, o una foto en la que se aparece allá a lo lejos
pero detrás del futbolista famoso, está el reconocimiento
social.
Aunque parezca asombroso, salir
en la tele puede ser entendido como una muestra de reconocimiento social,
algo realmente importante para el individuo de la sociedad actual y que
tiene como contrapartida la aparición de un desarrolladísimo
sentimiento de vergüenza y ridículo. Lo que según los
expertos son las dos caras de la misma moneda. Tan importante como querer
ser reconocido como bueno por nuestro grupo social de referencia es no
querer ser reconocido como malo por ese mismo grupo. Vanidad y vergüenza.
Lo que ocurre es que diferentes grupos sociales tienen diferentes valores,
y lo que a ciertas personas les enorgullece a otras personas les avergüenza.
Los sociólogos sostienen
que las personas que se presentan a concursos como gran hermano ganarán
prestigio social entre las personas frente a las que quieren tener prestigio
social, y los segundos aseguran que perderían todo su prestigio
si sus amigos o vecinos les viesen aparecer en estos programas.
La respuesta es una mezcla de factores
sociológicos, culturales y psicológicos. Muchos sociólogos
coinciden que el nivel económico, social y cultural tiene algo que
ver con la tendencia a participar en este tipo de programas. Mientras que
una clase social con nivel cultural elevado mantiene un acentuado sentido
de la vergüenza o en la necesidad de mantener su prestigio o estatus
social, algo que le impediría acudir a programas como Gran Hermano,
en otras clases sociales puede suponer el único medio para significarse
socialmente, aunque sea a costa de acudir a un programa para desvelar los
más íntimos secretos de su vida personal.
Por su parte, los sicólogos
prefieren diferenciar entre personas más o menos impulsivas, más
extravertidas, más narcisistas, etc. E incluso lo relacionan con
el entorno familiar, por ejemplo la valoración de este tipo de programas
por el entorno familiar, el seguimiento de los mismos, etc. Si la familia
valora el programa, participar en el mismo tiene una motivación
adicional.
Mientras que unos individuos creen
que acrecientan su prestigio social participando en programas que desnudan
la intimidad del público, otros piensan que les haría perder
para siempre su prestigio o reputación personal. ¿Dos grupos
sociales?. ¿Dos personalidades diferentes?. Solamente, dos caras
de la misma moneda, de la misma sociedad.

|