LAS RELACIONES DE PAREJA TRAS
LA SEPARACIÓN.
En muchos casos, la separación
afectiva no está acompañada de una separación sexual.
En esta etapa transitoria, mientras se asimila la ruptura, el respeto y
el sacrificio deben ser el poso que permanece mientras todo lo demás
se va diluyendo.
¿Es realmente conveniente
mantener este tipo de actitud?. ¿En qué punto se puede hablar,
entonces, de divorcio o separación?
Los especialistas afirman que a
sus consultorios llegan personas que sostienen tener sexo con sus parejas
hasta incluso después de tres años de separados. En estos
casos, ambos miembros de la pareja suelen mantener relaciones con terceros,
pero no por ello dejan de tenerlas con sus antiguas parejas. No es lo más
común, pero sucede.
Lo que también puede ocasionarse,
señalan algunos de estos especialistas, es que exista un temor por
parte de ambos de quedar solos, o bien de ver que su pareja rehizo su vida.
Así, antes que quedarse solos, estas personas prefieren seguir manteniendo
relaciones con la antigua pareja.
Para algunas personas, parece más
seguro y cómodo mantener este vínculo sexual con el pasado
que quedarse completamente solos o reiniciar una vida sexual a partir de
una edad poco propensa al inicio de relaciones afectivas.
Son muchas las justificaciones,
el problema surge si verdaderamente se pretende romper con una relación
que ha fracasado para iniciar una nueva vida. Si la separación o
divorcio se ha producido contra la voluntad de uno de ellos, parece evidente
que el otro se aprovecha de una relación sexual fácil y accesible
mientras recompone su vida sentimental. En estos casos, el daño
emocional de la persona que desea continuar con la relación puede
incrementarse, pues se siente utilizada y utiliza la relación sexual
como única arma para mantener un contacto que de otro modo habría
desaparecido.
No hay reglas escritas sobre las
diferentes conductas humanas ante la ruptura sentimental, pero cuando la
relación afectiva ha sido intensa y sincera, no cabe duda que cuesta
más “desenamorarse” que volverse a enamorar. En esta etapa
transitoria, mientras se asimila la ruptura, el respeto y el sacrificio
deben ser el poso que permanece mientras todo lo demás se va diluyendo.
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