EL PRIMO
Hay que vestir al personaje, un
mal actor que recita versos falsos.
El bufón don Diego de Alcedo
“el primo” fue retratado por Velázquez.
Un personaje pretencioso y que a
pesar de ser un bufón aparecía vestido con pretensiones de
grandeza. El rey llamaba “primos” a los grandes de España, que tenían
el privilegio de poder permanecer con la cabeza cubierta ante el rey.
Así aparece el primo en el
retrato, un pobre bufón con el privilegio de tener la cabeza cubierta
ante el rey, como uno de sus primos, como uno de los grandes.
Velázquez se compadece dándole
el valor de ser custodio del sello real. No era tanto como pretendía,
pero no era poco. No era un bufón más. Era un bufón
del que se burlaban llamándole “el primo”.
Se miente, se trata de aparentar
para tapar una vida monótona.
Se miente para dar a nuestro personaje,
una relevancia de la que carece y así justificarlo ante nosotros
mismos.
Un día el personaje se acaba
adueñando de su creador y no se sabe si aquello que se cuenta pudo
ser verdad algún día. Es la fuerza de las mentiras repetidas.
Un día el personaje es desnudado
con una palabra y ella descubre que no es Don Juan, que es un mal actor
que recita versos falsos.
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