NOVIO NO GRACIAS, UN ANIMADOR.

Ya he perdido la esperanza en los príncipes azules, pero que bien me vendría un animador.

¿Sigues buscando novia, niña?. Me pregunta la vecina con todo su amor. Y yo estoy a punto de contestarla ¿para verme como Ud., adorable señora?, pero cuando voy a abrir la boca me temo que me pueda recomendar a uno de sus sobrinos. 

Estos sobrinitos son unas adorables criaturas grasientas que te pueden hablar del golazo del domingo o del partido de la próxima semana. ¿Por qué gustará tanto el fútbol a los hombres que menos deporte hacen?. 

Pero realmente debería haberle contestado: Adorable señora realmente no busco novio porque ya casi he acabado de pagar la hipoteca del piso y esta era la causa principal de buscarlo. Lo que ando buscando es un animador.

Un tipo interesante que me tenga entretenida todo el día con sus emails, sus sms, que me invite a cenar, que me lleve de viaje, que me recuerde que soy unforgettable, que me mire como solo los miopes saben mirar, un hombrecillo que me alegre los días tristes.

El problema es que cuando encontramos a estas criaturas adorables normalmente queremos adoptarlos y poseerlos en exclusividad. ¡Mira guapo como yo me entere de que eres “animador” de otras, que les envías sms, emails, que les cuentas historias entretenidas, te corto las orejas!. 

Ahora, yo soy libre como un pajarito, porque estamos en el post-feminismo, ¿no?.