LAS HORMONAS DEL ESTRÉS La adenalina. Cuando el cerebro percibe un estímulo, el sistema nervioso simpático libera la primera de las hormonas del estrés, la adrenalina, que dilata los bronquios para hacer hueco a mayores cantidades de oxígeno y aumenta la frecuencia de los latidos del corazón, para que seamos capaces de bombear la sangre más rápido a los lugares donde más se va a necesitar: el cerebro y los músculos. El cerebro para una potencial situación de peligro. Tras esto se libera la noradrenalina, que constriñe las venas que conducen al corazón para que la sangre pueda circular con más fuerza. Además, contrae las arterias que conducen a la piel para frenar posibles hemorragias en caso de lesión. La tercera y más importante
hormona del estrés, la cortisona, aparece en escena movilizando
la energía almacenada en las células, racionando su gasto
mientras dura la situación de peligro.
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