LO SIENTO PERO TE DEJO, UN CASO REAL.

Casada, cansada y con tres vagos a mis espaldas.

Antonio búscate algo que yo os dejo. Ya no puedo más. 

Mira como eres Paquita, siempre con lo mismo. Parece mentira. Después de treinta años de casados y con dos niños.

Antonio, si quieres te digo los días exactos, porque los tengo contados, y los dos niños, dos vagos que no quieren trabajar ni estudiar. La verdad ya no puedo más. Te estoy hablando y sigues con los ojos clavados en el televisor.

Pero Paquita si te tenemos como una reina.

Me levanto a las 7, voy a trabajar, vuelvo a las 8, os hago la comida, limpio la casa, nadie me ayuda ni me da las gracias. Los niños vuelven de madrugada. Lo de la niña y sus “amigos” me saca de quicio, yo soy de otra época. De estudiar ni hablar, de trabajar no digamos. Hace años que no les podemos controlar. Tu vives enfrente del televisor, creo que el día que se rompa la antena desapareces. Nadie me habla, nadie me hace caso, salvo para pedirme dinero. Los niños ya deberían habernos dejado hace años pero dicen que no quieren porque no tienen dinero y nosotros en vez de hacerles trabajar les pagamos sus litronas para que nos dejen tranquilos y no nos griten, o nos rompan los muebles, como la última vez que no quise darles, ¿te acuerdas como se pusieron?. Nosotros dos empezamos en una pensión. No se conforman con cualquier trabajo, claro con lo que  ...

Ya te he dicho que mi hijo no trabaja de cualquier cosa mientras yo viva y lo de la niña te recuerdo que fuiste tú quien dejo dormir a aquel …, yo no quise. Y tú, ¿qué harías Paquita a tu edad?, si fuese tan fácil huir ya me habría ido yo.

Antonio, me compraría 500 libros para leerlos uno detrás de otro. Solo me da miedo la soledad y no puedo estar más …

Anda Paquita calla y tráeme una cervecita que empieza el partido. 

¡Paquita!. ¡Paquita!. Pero será …, si se ha ido.