MILLONARIOS Y MILLONARIAS
Coches y Castillos.
Lo primero que dijiste fue que eras
millonaria y matizaste: total todos podemos ser millonarios, como decía
Van Buren. “Si pudiéramos vender nuestras experiencias en
lo que nos cuestan, todos seríamos millonarios”.
Luego me llevaste a escuchar la
conferencia de aquel escritor que te dedica libros, salió el tema
de los hombres millonarios y dijo, sin tirar de cita literaria, que existe
la leyenda negra de que entre las mujeres siempre hay una predisposición
hacia esos hombres que salen de un coche que cuesta tanto como el equivalente
a una vida entera trabajando. Los hombres lo saben y se los compran. Las
fábricas de coches lo saben y los fabrican. Y así se mueve
el mundo. Lo que no dijo es que a él se los regala una marca de
coches por citarlos en sus libros.
Al salir de la conferencia dijiste
que no era una discusión sexista y recordaste la frase de Groucho
Marx: ¿No es usted la señorita Smith, hija del banquero multimillonario
Smith? ¿No? Perdone, por un momento pensé que me había
enamorado de usted.
Y luego añadiste otra frase
también de Groucho: "Recordad que estamos luchando por el honor
de esta mujer, lo que posiblemente es más de lo que ella hizo jamás".
Luego reías sin parar. Me
gusta tanto escucharte reír.
Mientras te escuchaba reír
me vino a la cabeza que a mí me gustaría ser millonario pero
al estilo de John
Banvard, un americano que después de una vida de pobreza se
hizo multimillonario sin ayuda de nadie y se lo gastó todo en construir
un castillo escocés a su mujer en Long Island y un museo egipcio
en pleno centro de Manhattan. Cuando murió su familia era tan pobre
que no pudo pagar el funeral.
Y mientras pensaba esto me dije
o nos dijimos: ¡da un uso adecuado al dinero en un restaurante con
velas!. Al poco tiempo ya te miraba a la luz de las velas en el restaurante
de un hotel desde que el que se ve toda la bahía.
No parabas de hablar de tu amigo
escritor y yo me sentía millonario, no por haberte regalado un castillo,
sino millonario como tú, por el valor de la experiencia. La experiencia
de haberte conocido.

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