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Muchas historias para decirte
que yo te quiero más.
> Un hombre sólo es realmente un hombre cuando lo da todo por una mujer.
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MASAJE DE PIES Y REFLEXOLOGIA. Todo lo que hay que saber para dar un masaje de pies. La reflexología y el reflejo en los pies del órganos principales. Existen ciertas zonas en el pie que representan todos los órganos del cuerpo y al masajear esas zonas se puede calmar el dolor, facilitar la eliminación de toxinas, prevenir ciertas enfermedades y disturbios de la salud. El arte de la reflexologia consiste a realizar masajes de los pies para calmar ciertos males y tensiones. Conviene empezar con una advertencia. Hay que evitar el masaje en caso de heridas de los pies, problemas venosos importantes, embarazo o enfermedades cardiovasculares. Incluso recomiendan evitar los masajes después de las comidas. Desde siempre, el masaje del pie es un excelente remedio natural empleado desde hace siglos en China, donde se considera que cada punto preciso del arco plantar corresponde a un punto del cuerpo, así que bastaría dar masaje a aquél para curar o aliviar un punto determinado. Así que los pies constituyen el elemento principal de la reflexología dada su facilidad de acceso a los diferentes puntos de tratamiento. Según la refloexología, en los pies hay varias zonas reflejas, por ejemplo: el dedo meñique es la nariz, el corazón y el índice corresponden al ojo y al hígado, la mitad del arco plantar a los riñones, el lado izquierdo del pie izquierdo al corazón, justo bajo el meñique, y el talón al sexo. Y ahora a aprender. En el tratamiento sería ideal incluir un bálsamo relajante. TÉCNICA DEL MASAJE DE PIES. Sostener el pie derecho con la mano
izquierda, el pulgar lo coloca sobre la cabeza de los metatarsianos y los
cuatro dedos sobre el empeine. Con la mano derecha masajear los dedos en
forma ascendente, acentuando el masaje en la punta de los dedos.
Cogemos el tendón de Aquiles con los dedos pulgar e índice, y lo masajeamos en forma ascendente sobre el tendón, sosteniendo la pierna. Frotar el empeine con toda la mano abierta en forma ascendente. Realizar movimientos de flexión
de la pierna sobre el muslo. Utilizar la mano izquierda sujetando firmemente
la rodilla. Doblar suavemente la pierna sobre el muslo, llegando al límite
sin producir dolor. Extender la pierna sin separar la mano izquierda de
la rodilla, mientras con la derecha se tira suavemente el talón
hasta alcanzar la extensión sea total.
Coger el pie con la mano derecha. Intentar torcer el tobillo con la mano, primero hacia el interior y luego hacia el exterior. Coger los dedos y tirar de ellos hacia adelante, después hacer con ellos círculos, hacia un lado y hacia el otro. Insertar los dedos de las manos entre los de los pies. Entrelazadlos y luego tirar hacia adelante con la mano. Golpear con el puño toda la planta del pie. Arrastrar el puño cerrado por toda la planta del pie hacia adelante y hacia atrás. Apoyar los dos pulgares sobre todo el arco plantar y hacer presiones profundas a la vez que van deslizándose. VARIANTES DEL MASAJE RELAJANTE DE PIES. Después de tener sumergidos los pies en agua caliente unos diez minutos, secarlos e ir deslizando las manos por el pie desde los dedos hasta los tobillos. Levantar el pie con una mano y con la otra moverlo de manera rotativa. Hacerlo varias veces de forma alternativa con los dos pies. Coger, con los dedos pulgar e índice, cada dedo de los pies desde su nacimiento y, con movimientos rotativos de derecha a izquierda, llegar al final del mismo. Tirar con suavidad de cada dedo de los pies. Presionar, con el pulgar de la mano, diferentes puntos de las plantas de los pies. Levantar una pierna, y con la otra intentar apretar el pie contrario hacia abajo y luego hacia arriba. Presionar con los dedos haciendo movimientos circulares toda la parte de los tobillos. EL MASAJE DE LA PLANTA DEL PIE. Colocar los pulgares de la mano sobre el pie a la altura de la terminación del dedo mayor, con las yemas de los demás dedos de la mano colocadas en la planta del pie, ir golpeando con suavidad la planta. Con la mano abierta dar palmadas en toda la planta del pie. Frotar la palma de la mano con firmeza en la planta del pie. Con los pulgares de la mano colocados
sobre el pie a la altura de la terminación de los dedos, y con las
yemas de los demás dedos de la mano colocadas en la planta del pie,
ir apretando suavemente el nacimiento de cada dedo.
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