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EL VIAJERO. Geografía
íntima. |
KAFKA. IDOLATRÍA DE LA
VERDAD.
“El verdadero objeto de mi miedo,
es que nunca podré poseerte.” Carta a Felice.
O la escritura o la vida. ¿Por
qué?. Porque la escritura era muerte para Kafka. Tot. Dyehuty (en
egipcio), Tot (en griego). Thot es el dios de la sabiduría, de la
escritura, era el inventor de todas las palabras, del lenguaje articulado,
de la música, y símbolo de la Luna, en la mitología
egipcia. Hombre con cabeza de ibis, una pluma y la tablilla de escriba
celestial para anotar los pensamientos, palabras y actos de los hombres
y pesarlos en su balanza. Y un mono, claro un mono, representado casi siempre
como babuino.
El miedo de Kafka, el miedo a vivir
porque no se ha vivido, porque se ha dedicado a escribir y no se ha vivido,
renunciando a gozar de sí mismo. Por eso la escritura es la muerte.
Empieza el viaje.
El viajero no debería conducir
porque tiene la habilidad de perderse siempre. Habían ido a la inauguración
de un hotel muy moderno diseñado por uno de los mejores arquitectos,
pero estos hoteles no suelen estar en el centro, así que el viajero
no paraba de refunfuñar. En lugar de ir mirando la carretera, en
lugar de hablar de arquitectura con arquitectos, acabaron hablando de la
amistad entre Rubens y Jan Brueghel el Viejo, de la joya que hicieron
los dos sobre el paraíso y que se encuentra en los Ángeles.
Sobre el mono que aparece al lado de una Eva reluciente, un mono que simboliza
la locura o lo que es lo mismo, dejarse llevar por lo que no podemos controlar
…
Así que aunque iban a Klosterneuburg
para acabar discutiendo del barroco, como de costumbre, acabaron en Kierling,
donde estaba el hospital donde murió Kafka, un hombre joven que
pensaba en la muerte e idolatraba la verdad, un gran jurista que nunca
confió en sí mismo, que sentía pánico a los
exámenes …
Antes de seguir a Klosterneuburg,
y dejar el volante a alguien que hablase menos y condujese mejor, pararon
para tomar café en una especie de restaurante lleno de velas. El
frio era terrible y había bastante nieve. Uno de los viajeros recordó
que era la época de la Fiesta judía de las luces o Hanuká.
Se conmemora la purificación del Templo de Jerusalén en el
año 165 a .C., después de la derrota, por los hermanos Macabeos,
del griego Antíoco Epifanes, quien había prohibido el culto
a Dios en el Templo, implantando en él el culto a Zeus. El uso de
la luz en esta fiesta es en recuerdo de una leyenda recogida en las tradiciones
judías, que tuvo lugar cuando al proceder a la purificación
del Templo, al volver a encender la lámpara del Sancta Sanctorum,
se advirtió que no quedaba aceite consagrado más que para
un día y a pesar de ello la luz permaneció encendida durante
ocho días hasta que la rebelión triunfó.
La luz es el símbolo de la
verdad, pero la verdad no se alcanza sólo por uno, sino que nos
tiene que venir dada.
El café muy caliente por
favor, dijo el viajero. La esencia antropológica de la verdad es
que no podemos vivir sin pasado y sin futuro, aunque sea para negarlo,
para decir que venimos de la nada y vamos hacia la nada.
El café les vuelve a la vida.
Las velas, la verdad, Kafka. Un proceso a todos porque todos somos responsables
en cuanto que hombres, somos responsables del mal humano, porque nada de
lo humano nos es ajeno.
Siguen el viaje a Klosterneuburg.
En el coche se relaja la conversación.
¿Sabes que Kafka rompió
cuatro relaciones formales de matrimonio?. Y eso es un su época
y siendo judío era muy importante. No sé donde he leído
que algún rabino le dijo “mejor cásate y la dejas, todo antes
que deshonrarla”. Una de las veces un padre por poco le mata. Y al final,
hasta utilizó la tuberculosis como excusa para no casarse, como
liberación, así que Felice se casó con otro. Claro
que se enamoró de Felice, una chica de Berlín, que
estaba bastante lejos de Praga, así podía seguir escribiendo.
Y venga a prometer matrimonio, pero nada. Se dice que Kafka tuvo
un hijo con una amiga de Felice, Grete Bloch y que falleció a los
siete años…
El viajero interrumpe citando una
de las cartas de Felice: “el verdadero objeto de mi miedo, es que nunca
podré poseerte.”
Y cuando tiene que pedir matrimonio
lo hace de una forma especial: “¿quieres ser mi mujer, lo quieres?”
pero añade: “te hago una pregunta criminal”.
Y al final, una carta a Felice pidiendo
que se cure de él, que pare de escribirle y finalmente una carta
de ruptura el 16 de septiembre de 1913. “Tenemos que separarnos.”
Las cartas a Felice sólo
fueron publicadas en 1967, después de la muerte de esta última,
que ocurrió en 1960.
El viajero vuelve a interrumpir
la conversación …, pero antes, Kafka, en su diario, el 14 de febrero
de 1914, escribió : “no soy capaz de vivir sin ella y no seré
capaz de vivir con ella.”.
Hacía un frio tremendo y
tenían que llegar a la inauguración de un hotel junto al
río, en la calle de las lavanderas. El director del hotel parecía
haberles escuchado y amablemente les contó que había concertado
un servicio de bodas que consistía en casarse en la catedral y volver
en coche de caballos al hotel. El viajero piensa en la pobre novia con
el frio que hace y la manta a cuadros del cochero por encima. ¡Qué
pena de ciudad!.
Desde la ventana del nuevo hotel
la vista es similar a la de otra ventana, pero más elevada. La ventana
que enseña la verdad cuando se mira desde dentro y que descubre
la otra verdad, la que se teme, cuando se ve desde el río y se adivinan
las sombras entre las cortinas, la ventana del Ulises de Joyce.
El viajero pone una excusa muy creíble
y vuelve a su hotel de siempre, junto a la casa de la música. Abre
las ventanas y ve la ópera. No quiere ver más, pero ve un
coche de caballos con una novia sin novio que se cubre con una manta a
cuadros.
CARTA DE FRANZ KAFKA
A FELICE.
Te pediré un favor que
suena completamente loco, y que yo consideraría como tal si fuera
quien recibe la carta. Es también el más grande test al que
aún la más amable persona puede ser sometida.
Bien, el favor es que me escribas
una vez por semana, así tu carta llega el domingo, porque no puedo
resistir tus cartas diarias, soy incapaz de resistirlas. Por ejemplo, yo
respondo una de tus cartas, luego estoy acostado, aparentemente en calma,
pero mi corazón late a lo largo de mi cuerpo entero y sólo
es consciente de ti.
Yo te pertenezco, realmente no
hay otra manera de expresarlo, aunque no es suficientemente adecuada. Por
esta importante razón no quiero saber qué estás usando;
me confunde mucho y no puedo lidiar con mi vida; y por esto es que no quiero
saber que tu me tienes cariño. Si lo hice, ¿cómo pude,
tonto de mí, permanecer sentado en mi oficina, o aquí en
mi casa, en vez de saltar dentro de un tren con los ojos cerrados y abrirlos
solamente cuando esté contigo?
Oh, hay una lamentable, triste
razón para no hacerlo. Para ser breve: mi salud es apenas suficiente
para seguir solo, pero no es buena para casarme, y dejemos a un lado a
la paternidad.
Aún cuando leo tus cartas,
paso por alto hasta lo que no puede serlo. ¡Si sólo tuviera
tu respuesta ahora y cuán horriblemente te atormento, y cómo
te obligo, en la quietud de tu cuarto, a leer esta carta, tan desagradable
como jamás ha estado en tu escritorio!
¡Honestamente, esto me
golpea por momentos y quedo preso como un espectro de tu feliz nombre!
Si sólo hubiera despachado carta el sábado, en la cual hubiera
implorado que jamás me escribieras de nuevo, y en la cual te hubiera
hecho una promesa similar. Oh Señor, qué me impidió
enviar esa carta? Todo estará bien. Pero, ¿hay una solución
tranquila ahora?
¿Ayudará si nos
escribimos una vez a la semana?
No, si mi sufrimiento puede ser
curado por algo semejante, quiere decir que no es serio. Y ya preveo que
seré incapaz de soportar aún las cartas dominicales. Y así,
para compensar por la oportunidad desperdiciada el sábado, te demando
con la energía que me queda, en el final de esta carta: Si valoramos
nuestras vidas, permitámonos abandonar todo. ¿Pienso que
debo firmar "tuyo"? No, nada podría ser más falso. No, yo
seré siempre esclavo de mí mismo, eso es lo que soy, y debo
tratar de vivir con eso.
Franz
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video)
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