|
UN HOMBRE Y UN COCODRILO.
Se baña con sus hijos en
un lago en Cataluña y descubre un cocodrilo, ¿qué
hacer?. Lo fácil es salir corriendo, lo difícil es cogerlo
y recibir sus mordiscos, pero piensa que hay niños cerca y les puede
hacer daño.
Una persona desaprensiva tuvo la
brillante idea de abandonar un caimán en el pantano de Can Borrell,
en Collserola, en plena naturaleza catalana.
"Hacíamos el dominguero
en un merendero cerquita, mi hermano Julián, su mujer y yo, con
nuestras respectivas hijas. Barbacoa, bicicletas, esas cosas. Tras el café
nos fuimos de paseo al lago. Nos pusimos a contemplar las carpas y entonces
vimos al bicho. Al principio pensamos que era un castor o algo así,
pero no hay castores en Cataluña. Sólo sacaba del agua la
nariz y los ojos. Cuando descubrimos que, efectivamente, era un cocodrilo,
imagínate la sorpresa; llamamos a las autoridades: Guardia Urbana,
Guardia Civil, Mossos d'Esquadra, agentes rurales... pero al explicarles
que habíamos visto un cocodrilo, la comunicación se cortaba
automáticamente. Pensarían que estábamos borrachos
o drogados. Tratamos de enviarles fotos que habíamos hecho con los
móviles. Pero nada. Así que decidimos atraparlo mi hermano
y yo. Nuestras hijas son pequeñas, la mía tiene seis años,
y en el lugar podíamos ver que había otros niños aún
más pequeños. Ésa fue nuestra motivación, impedir
que alguien fuera mordido. No es que seamos valientes ni atrevidos, ni
nada. Sabíamos del peligro. Creí conveniente sacarlo, ni
más ni menos".
"Le conseguí pasar el lazo
por el cuello. Me mordió. Sangré poco, no hubo forcejeo".
El cazador del caimán se
llama José Luis Serrano, tiene 35 años y vive en Ciudad Meridiana.
No se considera un héroe
ni un descerebrado, reivindica su acción y dice que sangró
poco cuando le mordió el bicho.
"Juntamos unos palos y unos trozos
de cordel que había en el suelo y montamos un lazo corredizo". La
pregunta de cómo se les ocurrió esa técnica de captura
tiene la respuesta que todos estábamos esperando: "Lo habíamos
visto en la tele, al cazador de cocodrilos, por supuesto, ¡qué
gran tipo! Por ahí nos guiamos".
¿Intentó escapar la
presa? "Pues claro, chiquillo, aquello fue una caza. Pero le conseguí
pasar el lazo por el cuello". Y le mordió. "Me mordió, pero
sólo fue un arañazo en el dedo gordo de la mano derecha,
sangré poco, no hubo forcejeo. Se ha hecho un mucho de eso. Cuando
se me tiró me caí de espaldas y, como llevaba la camiseta
en la mano para cogerlo, me rasqué con algún arbusto. No
es que me arañara. Verás, yo mido 1,80, le pego una patada
y lo mato. Hombre, claro que dolió. Y me impresionó. He tomado
mis precauciones. He ido al médico".
A José Luis le molesta que
le califiquen de imprudente. "Imprudentes fueron aquellos a los que llamamos,
por hacer caso omiso". "Suerte que lo atrapamos el lunes, porque
si no ahora sería muy difícil cogerlo", reflexiona José
Luis. "Con lo que ha llovido, aquel sitio es ahora un gran lago".
Por encima del valor y el coraje
de José Luis, nos descubrimos ante la motivación: evitar
el daño a otros niños. Ante personas así decir gracias
no basta.

|
|