UN CABALLO Y UN COCHE El origen del caballo de Ferrari. El caballo estaba pintado en el fuselaje del avión de caza que pilotaba Francesco Baracca, un héroe italiano de la Primera Guerra Mundial que, tras decenas de victorias, fue abatido en el municipio de Montello. En 1923, Ferrari ganó el primer circuito del Savio, en Rávena, y allí conoció al conde Enrico Baracca, padre del ilustre aviador, y a su madre, la condesa Paolina Biancoli. Ella le pidió que emplease el caballo de su hijo como insignia para sus coches, asegurándole que le traería suerte. Ferrari conservó el color
negro original del animal, al que añadió un fondo amarillo,
representativo de Módena, su ciudad natal.
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