HISTORIA - ARTE / Curiosidades históricas.

MARÍA TERESA LEÓN. CUANDO LA DESMEMORIA NO PUEDE CON LOS RECUERDOS.

Hoy viene Rafael. Hoy me ha llamado Rafael.

María Teresa León Goyri (Logroño, 31 de octubre de 1903-Madrid, 13 de diciembre de 1988) era una escritora, además de ser esposa de un escritor. Pero ella siempre dijo de sí misma que era la cola del cometa, “Rafael nunca ha perdido su luz”.

Pero ya de niña conoció a la Pardo Bazán y a Pérez Galdós. Su tía estaba casada con Menéndez Pidal. Su familia era muy culta y recibió una magnífica educación.  

Se casó a los 17 años con un militar, Gonzalo de Sebastián Alfaro, y tuvieron dos hijos, Gonzalo y Enrique. 

En 1929 conoció a Rafael Alberti y se divorció para seguirle. Ella tenía 27 años y él 28. 

En esta época la decisión suponía abandonar a sus hijos, pues la custodia quedaba en el padre, pero lo deja todo y se va con Alberti a Mallorca.

El flechazo fue recíproco. Rafael Alberti también puso fin a la relación con su pareja de años atrás.

Ya de mayor, Alberti lo contaba con mucha gracia, diciendo que era la chica más guapa de Madrid, rubia de ojos verdes, y que tenía que andar a su lado en guardia porque a su paso la calle se paraba. 

En 1932 se casan y empiezan a ver teatro por el mundo, que es un modo de viajar. Van a Berlín, la Unión Soviética, Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda, pero llega la guerra civil, que les pilla en Ibiza y vuelven a Madrid. 

"María Teresa era una mujer muy valiente, muy audaz, excesivamente. Llevaba una pistola al cinto", decía Alberti. Seguramente no utilizó la pistola pero sí las manos para abofetear a unos anarquistas que quisieron echarles de la sede donde trabajaron durante la guerra.

Al finalizar la guerra huyen a Oran, de allí a Francia, luego a Argentina, de donde salen tras la llegada de Perón, y van a Francia  e Italia. En Argentina residieron 23 años y nació su hija Aitana.  Sobreviven como locutores de radio, escritores …

A partir de los sesenta, más viajes por toda Europa y China.

Vuelven a España el 27 de abril de 1977. Un tiempo antes ella ya había perdido su trabajo. Cuando Alberti se interesó por lo que había pasado le dijeron que ella tenía lagunas y falta de memoria.

Padeció Alzheimer y fue ingresada en una residencia cercana a Madrid. Alberti no podía resistir el dolor de verla en aquel estado. Ella sólo decía, sólo mentía, una y otra vez: Hoy viene Rafael. Hoy me ha llamado Rafael.

Cuando la desmemoria no puede con los recuerdos.
 

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