ELLA BAILA. EL HABLA Y ELLA BAILA.
Selección natural.
Todo el mundo ha llegado a la fiesta.
Nadie se conoce. Empieza la selección natural. Unos hablan con otros,
se baila, se bebe. Todos están solos. Todos buscan escapar de la
monotonía. No hay tapujos, sólo hay soledad y millones de
historias de fracasos que olvidar.
Un hombre desentona y entra una
mujer que desentona todavía más. Ella es más joven,
viste con una elegancia inusual y baila con un ritmo con el que se nace.
Los hombres se acercan. Ya ha seleccionado. El no sabe bailar. Le coge
de las manos. Bailan. Bailan. Hablan. El habla y ella baila.
Ella baila. El habla y ella baila.
Ella ha estado en todos los lugares.
Hablan de otros países. Ella sabe perfectamente lo que quiere y
lo quiere ya, no tiene tiempo que perder y está saciada de todo.
Pero ese hombre tiene algo especial. Lo quiere ya. Bailan. El habla.
Le propone, el hombre sonríe
y dice algo de un sueño a miles de kilómetros. Ella le pide
el teléfono. El desaparece con una sonrisa. Su sueño distante
ha podido más que la belleza, que el ritmo, que el momento. A ese
hombre no le vale cualquiera.
Otros hombres se acercan a aquella
mujer que sabe perfectamente lo que quiere y lo quiere ya. El hombre que
se aleja sabe lo que quiere y deja que su cerebro mande.
Acaba la fiesta, la naturaleza les
ha seleccionado. Se ha compartido la soledad. Ella baila. El habla y ella
baila.
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