DON JUANISMO FEMENINO Y 'SEXO EN NUEVA YORK'.

 “Ellas siguen buscando a un príncipe azul en la discoteca y lo que encuentran es …”.

La escritora e historiadora Lourdes Ortiz revisaba en su libro "Don Juan, el deseo y las mujeres" (Fundación Lara) la figura de este eterno seductor, en la cual rechazaba la vigencia del mito en la actualidad y refuta la teoría que postula la existencia del "donjuanismo femenino".

En sucesivas entrevistas ha mantenido que: "En nuestros días, podemos encontrar a donjuanes de pacotilla que pululan por las discotecas -manifestó-, pero su labor seductora no contrae ningún riesgo, porque no se enfrentan a nada, es sólo ligar por ligar". Igualmente, explicó que la escasa vigencia del mito también se deriva de que el rito de seducción que practica Don Juan "no se entiende a partir de la emancipación y la revolución sexual de la mujer".

Sin embargo, a pesar de esta emancipación, la escritora negó la existencia del "donjuanismo femenino", ya que, según aclaró, esa manera "donjuanesca" de entender la conquista como una caza o competición, "es más masculina que femenina y lo refrenda hasta la biología".

A pesar de ello, la historiadora reconoció que algunos personajes femeninos, como Carmen "la Cigarrera", se acercan bastante al mito, pues la creación de Merimée es una mujer "libre en todo momento y tal como ella dice, un pájaro que no se puede atrapar". 
Asimismo, para Ortiz, el concepto de "donjuanismo femenino" no es equiparable al de "mujer fatal", ya que éste último "no es más que un contrapunto negativo de Don Juan, es decir, una construcción masculina con connotaciones negativas de vampiresa o devoradora de hombres que se ha perpetuado a lo largo de los siglos a través del cine, el teatro o la literatura"

LAS MUJERES DE HOY.

Las mujeres del siglo XXI también pueden ligar con despreocupación y elegir. Pero no como un desafío", matizó la escritora, convencida de que la aparición de la "mujer fatal", que empieza a liberarse en el siglo XX, se corresponde más con la mostrada en películas como 'Instinto Básico'. "Es una mujer que, además de seducir, es malvada", precisó.

La imagen de "cazador" va unida al Don Juan, según Ortiz, quien va más allá y habla de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. "Las expectativas son diferentes y en la imagen del deseo hay algo diferente", señaló la autora, que contrapone en su libro a la imagen de Don Juan la de 'mujeres fatales' como Carmen.

"Ahora, el Don Juan está asustado ante una mujer que puede ligar cuando quiera", prosiguió.  También matizó que no hay que confundir al Don Juan con los 'playboys' que abundan en la actualidad. "El mito es un desafío con la muerte y con los otros hombres. Un enfrentamiento con el orden, la nobleza y la debilidad. Mientras que el 'playboy' es más presunción, ha perdido el áurea del mito", concluyó. 

Sin embargo, los estudios realizados por Ortiz para este ensayo le conducían a pensar que la figura del Don Juan "molesta, pero atrae". "Don Juan tiene el desparpajo del burlador y, en el fondo, cae bien", precisó, apuntando que en la actualidad series como 'Sexo en Nueva York' muestra a mujeres liberadas pero que, en el fondo, "están buscando al hombre ideal".

En su libro afirma que el personaje de Samantha de “Sexo en Nueva York”, es lo más parecido a la versión femenina del Don Juan que ha encontrado en la ficción. 

“Samantha podría ser una “Doña Juana” porque tiene relaciones sexuales con los hombres, sin buscar nada más allá; colecciona amantes y se lo pasa muy bien. “Sexo en Nueva York” rompió muchos tabúes, entre otras cosas, porque Samantha no era retratada como una ninfómana. Al final de la serie, no sólo no es castigada, como en otros relatos de ficción, sino que acaba con un chico joven, triunfador y guapo que se enamora de ella y la acompañaba durante el cáncer”. 

A la pregunta de ¿por qué Samantha es una excepción?. Respondió “que porque no es lo mismo la sexualidad masculina que la femenina. Las mujeres, incluso en la modernidad, seguimos buscando un hombre perfecto para comer perdices. Está muy bien que la mujer tenga su propia libertad y pueda ligar con quien quiera, pero tengo la sensación de que, incluso la libertad sexual contemporánea es un triunfo masculino. Ellas siguen buscando a un príncipe azul en la discoteca y lo que encuentran es un polvo rápido. No queremos lo mismo, por eso no hay doñas juanas”.