DIVORCIARSE A LOS 60
Volver a la vida cuando era su vida,
antes de compartirla con sus hijos, hasta hacer desaparecer a la propia
pareja.
Después de años de
convivencia familiar, el día a día de la educación
de los hijos no ha dejado tiempo para plantearse cuestiones propias de
la relación de pareja.
Estas situaciones hacen que sus
padres tengan que renovar su proyecto matrimonial, el llamado “contrato
inconsciente de amor” por algunos sicólogos.
Para esas parejas de edad queda
un espacio vacío que antes lo ocupaban los hijos y que si bien podrían
llenarse con la llegada de los nietos, la pareja deberá reencontrar
el proyecto común. Yo siempre recomiendo repetir el viaje de novios,
los mismos hoteles, los mismos restaurantes. Volver a la vida cuando era
su vida, antes de compartirla con sus hijos, hasta hacer desaparecer a
la propia pareja.
Para los hijos la separación
de sus padres siempre es traumática pero, a diferencia de la niñez
o la adolescencia, los adultos y jóvenes, pasado un tiempo, aceptan
la decisión que toman sus padres.
Los problemas económicos
se agravan cuando se depende de una pensión y alguno puede sentirse
engañado por el otro, creyendo que fue utilizado para mantener una
familia, pero que al no haber familia es un estorbo.
Otros entienden el matrimonio como
un seguro para cuando llegue la vejez. No pueden soportar que al verse
ancianos sean abandonados. A cierta edad es muy difícil rehacer
la vida.
En estos casos el apoyo de los hijos
lo es todo, pero coincide en un momento en que ellos empiezan a formar
sus propias familias y no tienen tiempo para unos padres a los que empiezan
a ver como algo lejano y del pasado.
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