¿ME HARÁS FELIZ
SIEMPRE?
Los enamorados prometen la luna,
pero ¿se puede mantener la luna iluminada todos los días?.
Mantén la luna siempre llena, porque dicen los portugueses que el
amor es como la luna, cuando no crece, disminuye.
Para esto, se necesita la voluntad
de solucionar problemas. No hay nada más fácil que marcharse
ante una situación difícil. No hay nada más fácil
que echar la culpa a la otra persona y así liberarse de todo tipo
de búsqueda de razones y soluciones del conflicto.
En este comportamiento está
enterrada la razón principal de los conflictos en las relaciones
afectivas: la indiferencia en la relación.
Los sicólogos modernos han
encontrado una receta que aunque parezca sencilla es difícil de
poner en práctica y funciona.
Sostienen que para recompensar un
error hay que hacer cinco veces el contrario. Si hemos dicho algo malo
a una persona tenemos que decirle cinco veces un piropo. Lo malo queda
marcado en el corazón y una simple disculpa no cierra la herida.
Nos hace falta que nos digan o que
nos muestren cinco veces que este insulto fue una metedura de pata, un
lapsus en un mal día.
Palabras a destiempo, meteduras
de pata, los errores pequeños, dejan muchas más heridas que
lo que creemos. En muchos casos simplemente se trata de estas cosas pequeñas
que nos amargan la vida, la relación y que atacan nuestra autoestima.
En una relación dos vidas
son una. Algunos terapeutas insisten que las personas tienen que mantener
su propia vida, que tienen que hacer cosas sin la pareja, que tienen que
tener intereses sin el otro. Curiosamente, las mejores parejas son las
que tienen mucho en común, que pasan muchos tiempos juntas y que
se interesan por las mismas cosas.
Entrar en una relación –
o casarse – significa que de repente ya no se tiene una vida propia, sino
dos. La vida del otro, sus problemas, sus alegrías, tienen que ser
los míos también aunque esto significa que yo no puedo estar
siempre en el centro de toda su atención.
El precio de la felicidad es una
buena ración de autocrítica. Ella se ha casado conmigo porque
soy como soy. Pero hay que preguntarse todos los días si lo que
entregamos a la relación realmente hace que sea feliz. O si solamente
vemos al otro como la persona que tiene que cumplir sus deberes matrimoniales
– y hacernos feliz a nosotros.
Desgraciadamente, las películas
siempre terminan cuando se casan. Pero la boda no es el final, es cuando
realmente empieza la relación.
Así que mantén
la luna siempre llena, porque dicen los portugueses que el amor es como
la luna, cuando no crece, disminuye.
|