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ADOLESCENCIA Y DEPRESIONES.
El medio escolar genera depresiones
siendo mayores en la población femenina.

El 9,02 por ciento de adolescentes
madrileños de 13 años sufre depresión, siendo esta
patología significativamente más alta en mujeres (11,40%
frente al 6,92% de varones) y en inmigrantes (10,96% frente al 8,19% de
nacionales), según concluye un estudio realizado por el profesor
Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología y en
Pedagogía y profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
La investigación se realizó
durante el curso 2005-2006, en un total de 244 alumnos adolescentes de
segundo curso de Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.) pertenecientes
a cinco centros (3 públicos y 2 privados) de la zona sur de Madrid
capital, y que tenían una media de edad de 13'28 años. Según
el profesor Martínez-Otero, desde la adolescencia el predominio
de la depresión en la mujer es notorio, debido fundamentalmente
a factores de índole biopsicosocial. "Las mayores presiones y las
menores posibilidades de realización personal explican en gran medida
el incremento de las depresiones femeninas respecto a las masculinas",
matizó.
Como causas de la depresión
en la población escolar, el autor de la investigación consideró
el aumento de la tecnificación y la debilitación de las relaciones
humanas en los centros de enseñanza; la facilidad para conseguir
drogas; la inadecuada política educativa intercultural, que lleva
a un significativo número de escolares a sufrir hostilidad o exclusión
y la debilitación de la institución familiar, lo que deja
a un buen número de alumnos sin los recursos personales suficientes
para hacer frente a los conflictos cotidianos.
En opinión del profesor de
Psicología, no escasean los centros escolares que están presididos
por la rivalidad feroz y el individualismo y dichos centros se hallan sacudidos
por la violencia. Asimismo, el abuso de alcohol y otras drogas --muy asociado
a la violencia-- tiene a menudo consecuencias nocivas en la salud mental,
por lo que los centros educativos "deberían contar con programas
pedagógicos encaminados a informar y a formar a los alumnos sobre
el consumo y el abuso de las drogas".
La implicación de la familia
es igualmente básica, así como la labor de profesionales
suficientemente sensibilizados.

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