VIAJE AL HABERLO INTENTADO

Cada día me levanté con la ilusión de conseguirlo. 

El deseo de todos los que llegan al final de un largo camino es poder volver a desandar lo andado.

El viajero vio el final del camino muy cerca cuando sólo estaba por la mitad, cuando todavía estaba a tiempo.

Paró y se preguntó qué es mejor conformarse con lo que no quieres o luchar toda la vida por lo que quieres pero que seguramente nunca tendrás.

Cambió de vereda y cogió el rumbo hacia lo que quieres pero que seguramente nunca tendrás.

Es difícil cambiar el paso si no hay detrás una mujer que apoya, confía y asegura que no reprochará el fracaso.

Cuando el viajero estaba acercándose al final del camino se encontró con los que habían seguido el rumbo seguro. El rumbo de los que se conforman con bailar con la más fea porque tienen miedo a que la guapa les diga que no.

¿Llegaste? 

No es lo importante. Eso sólo se sabe el último día. 

¿Mereció la pena?

He sido feliz todos los días de mi vida. Cada día me levanté con la ilusión de conseguirlo.