VIAJE A UNA CARRETA ENCALLADA

Un sueño en un viaje.

Al final de un día de camino el viajero tuvo un sueño. Una carreta se encallaba en una vereda de piedra. 

El viajero quería quitar las piedras él solo para abrir el paso pero no pudo. 

No quería pedir ayuda a los que iban con él en la carreta porque pensaba que el solo se bastaba, que los demás eran torpes. Que mientras les decía lo que hacer, o les convencía a hacerlo mejor lo hacía él solo.

No le quedó más remedio que decirles como retirar las piedras de las paredes de piedra a los lados de la vereda, como empujar la carreta. No tirar lejos las piedras para volver a colocarlas al pasar la carreta. A dejar la vereda como se la habían encontrado.

Y lo consiguieron y sacaron entre todos la carreta atascada. 

Ya en marcha la carreta miró atrás y vio a un hombre que se quedaba atrás. El hombre le saludó con la mano como deseándole buen viaje. 

El viajero creyó que era él mismo, seguramente en el sueño se había muero, pero de repente descubrió quien era. Entonces se despertó.

Las familias son a veces como las carretas encalladas, no podemos destascarlas sino es con la ayuda de padres e hijos, todos deben participar, todos deben retirar las piedras, abrir el paso, y volverlas a colocar. Un hombre sólo no puede. 

El hombre que les aconsejo a desatascar la carreta y quedó atrás era el hombre que creó aquella familia y que había muerto hacía años. 

A veces el camino parece que se nos cierra, pero con la ayuda de todos abrimos el paso y la carreta, la familia, sigue adelante, como es la voluntad de los que nos dan la vida.