VIAJE AL ÁRBOL PÚRPURA

Hay árboles que responden dando forma de corazón a sus hojas y color púrpura a sus flores. 

Ella llegó tarde pero llegó con un árbol. Realmente era un ramo de flores púrpuras sujetas por un largo palo. 

Ahora ya no dirás que no ves flores, le reprochó al viajero con uno de esos besos que sólo se dan cuando uno vuelve.

Ella le dejó elegir el sitio donde plantarlo. El viajero eligió un lugar imposible bajo el balcón al que daba su escritorio.

Excavaron unas palmadas y en seguida encontraron roca. Ella quiso partir la roca pero el viajero le hizo comprender.

Buscaron otros sitios, cambiaron de sitio otros árboles, pero el viajero volvió al lugar imposible y allí quedo plantado el árbol púrpura.

Desde su ventana el viajero lo podía ver de noche gracias a una farola. Durante el día iluminado por la luz del sur.

Estaba en plena floración y era de un brillante color púrpura. Era una clase de árbol que llegó a Europa durante las cruzadas. Los franceses lo llamaban de Judea porque venía de allí, otros de Judas porque dice la leyenda que era el árbol en el que se ahorcó Judas.

Se dice que era el árbol que llenaba las calles de Constantinopla y que su color púrpura era el favorito de los emperadores bizantinos.

El color púrpura era el color imperial, sus vestidos eran de este color y era un color exclusivo de la familia imperial bizantina. Siglos después, bajo el reinado de Isabel I de Inglaterra, solamente la familia real podía vestir sedas de púrpura.

Las emperatrices bizantinas daban a luz en el palacio sagrado de Constantinopla, en una sala con colchas de color púrpura, así los herederos eran ‘nacidos en la púrpura’. 

Como los emperadores romanos y bizantinos llevaban mantos de púrpura, la sucesión se denominaba «tomar la púrpura». El emperador bizantino era llamado por esto purpuratum, purpurado.

Pero por encima de todo, era el árbol de hojas en forma de corazón que se llama del amor.

Para ellos era el árbol resucitado. Cuando llegaron al jardín había uno de estos árboles muertos y lo resucitaron. De ese árbol sacaron esquejes que plantaron y se hicieron árboles.

Cuando ella le dio el árbol al viajero no lo soltaba. Seguramente le quiso decir que a veces las cosas parecen muertas, pero que no lo están. Que hay colores que sólo son para nuestros emperadores y emperatrices. Que hay un árbol en el que unos se ahorcan porque no se perdonan haber traicionado a quien amaron. Y hay árboles que responden dando forma de corazón a sus hojas y color púrpura a sus flores.