La revista masmasculino.com como un ejemplo de “caballerosidad y masculinidad bien entendida” y de “revista destinada a un público masculino amante de la cultura y defensor del respeto, siempre el respeto”. 

Notas de prensa del libro de masmasculino.com "Muchas historias para decirte que yo te quiero más. > Un hombre sólo es realmente un hombre cuando lo da todo por una mujer"


9 de febrero de 2018

VIAJE A LA FUENTE DE LAS CONFIDENCIAS

Las flores de la envidia.

El primer día fueron a un concierto de piano y a la salida se quedaron mirando un puesto de flores. El viajero no fue lo rápido que se debe en estas ocasiones y ella se adelantó a rechazarlas.

Años después fueron a visitar el museo del pintor y que fue su antigua casa. Pasearon por el jardín, tocaron el árbol del amor que plantó el pintor y recorrieron la parte inspirada en los Reales Alcazares y la parte de la Alhambra. Todo ello en miniatura en medio de la gran ciudad. 

En el jardín hay una fuente que se llama de las confidencias porque hay dos estatuas que representan a dos mujeres susurrándose secretos. Ya a la salida del museo, pasando junto a la fuente, ella le dijo que tenía envidia de la mujer del pintor.

El pintor siempre regalaba flores a su mujer y cuando estaba de viaje recogía pétalos y los introducía en un sobre junto a una carta romántica.

El viajero siempre pensó que las mejores flores de la mujer del pintor serían las de su jardín, pero de repente se toparon con un centro de magnolias de invierno que claramente no eran del jardín. Ella se quedó asombrada mirándolas. La envidia a la mujer del pintor.

Lo mismo sucedió al día siguiente al entrar en un hotel con un centro gigante repleto de orquídeas. 

Un día después, paseando por un antiguo parque de la ciudad, el viajero se encontró con la primavera. Vio el primer lirio del año y se fijó en los primeros brotes de los castaños. Confirmó que era primavera por lo que había visto y porque ella le mandó una canción, algo que no hacía desde hacía mucho tiempo.

Pero fue precisamente al ver el lirio cuando pensó que no se regalan flores, se regalan raíces, jardines, como hizo Nabucodonosr a Amytis cuando le regaló los jardines de Babilonia. Que además los hizo colgantes para recordarle las montañas de la tierra de donde ella venía.

O los jardines repletos de almendros en flor que recordaban la nieve a la princesa Azahara que dejó Granada para ir a Córdoba.

Las flores pasan, se olvidan. Los jardines tienen sus épocas, como todas las parejas, mejores y peores, pero vuelven por primavera y siempre vuelven mejorándose.

Las flores de los jardines están vivas. Las vemos nacer y morir. Son nuestras y eso las hace ser las mejores.

En los pueblos de la montaña las casas y sus pequeños jardines llevan nombre de mujer. 

Así que el viajero, a vueltas con aquellas historias, comprendió que ella no sentía envidia de las flores, o al menos no era la mayor de sus envidias. La envidia era por no sentirse la musa a la que un pintor le diga: “eres mi carne, mi vida y mi cerebro”, como el pintor dijo algún día a su mujer en aquella casa, la de la fuente de las confidencias.
 


 

Publicidad
Anúnciese en masmasculino.com.

ir a inicio de página

Copyright © masmasculino.com 
Todos los derechos reservados. El uso de esta información sin autorización expresa de masmasculino.com y al margen de las condiciones generales de contratación de masmasculino.com, será perseguido judicialmente.
Volver a la página anterior