29 de abril de
2017
DESPUÉS DE UNA LARGA VIDA
JUNTOS.
Cuando la vida sin el otro no tiene
sentido.
Las vidas de Joyce y Frank Dodd
se unieron hace 77 años y han llegado a su fin el mismo día,
en el mismo cuarto de hospital. Esta pareja británica, de 97 años
ella y 96 él, murió el 8 de abril de 2017 en el condado de
Kent, en Reino Unido, justo después de que el personal sanitario
juntara sus camas porque había sido su aniversario de bodas.
Joyce y Frank se conocieron cuando
tenían 14 años. Ella trabajaba como camarera y él,
como aserrador. Iniciaron su noviazgo y cinco años después,
en 1940, se casaron en la iglesia de San Jorge, en el centro de su ciudad,
Gravesend.
En la II Guerra Mundial, Frank fue
llamado al Ejército y durante seis años trabajó como
mecánico, destacado en Italia y en África. En casi ocho décadas
de matrimonio, la pareja tuvo cinco hijos, 12 nietos, 10 bisnietos y dos
tataranietos.
Hace unos meses, Frank empezó
a sufrir una insuficiencia cardíaca. Estuvo hospitalizado y su esposa
iba cada día a visitarlo, hasta que enfermó ella también.
Joyce fue ingresada en el mismo hospital, pero una planta más arriba
de donde estaba su marido.
El día en que la pareja cumplió
77 años de casados el hospital juntó sus dos camas.
"Fueron más allá de
lo que podríamos haber esperado y fue muy especial. Trajeron a papá
arriba, y así pudieron darse la mano", contó su hija. A las
cuatro de la mañana murió el marido y a las seis de la tarde
su esposa.
Hace unos años contábamos
una historia similar que reproducimos.
MORIR A LA VEZ.
Un lector de Asturias nos cuenta
una historia real.
Un lector asturiano nos ha remitido
una noticias de prensa muy reciente que narra el fallecimiento en Siero
de José Antonio Ibáñez García falleció,
a la misma hora que su mujer Amelia García Benítez moría
en Avilés. El fallecimiento de ambos se producía a las cinco
de la mañana. José Antonio Ibáñez García
fallecía en Pola de Siero y Avelina García Benítez
en el Hospital San Agustín.
Los dos certificados médicos,
firmados por diferentes facultativos, indican que el fallecimiento se producía
a las cinco de la mañana. En el Tanatorio El Montán, los
familiares comentan que la diferencia entre los óbitos había
sido de diez minutos.
SESENTA Y UN AÑOS DE AMOR
José Antonio Ibáñez
García había nacido en Sabugo, hace 82 años. Su familia
era conocida por el mote de 'los picudos'. Cortejó con Avelina García
Benítez, criada en la calle de Rivero, donde había nacido
hace 80 años. Avelina pertenecía a una familia de comerciantes,
con un local situado en la calle de La Florida. De ahí el mote familia:
'los paqueteros'.
Ambos se casaron en la parroquia
de Miranda el 23 de marzo de 1946. Allí vivieron desde su boda hasta
que se trasladaron a Llaranes. Aunque José Antonio Ibáñez
trabajó como marinero, en cuanto tuvo la oportunidad comenzó
a trabajar en Ensidesa. Gracias a su empleo se trasladaron a Llaranes.
En Miranda nacieron la mayor parte
de sus hijos y, por esa vinculación especial fue elegida para despedir
al matrimonio en el primer funeral doble que recuerda el párroco
José Manuel Feito. Precisamente, en el funeral Feito aludía
a cómo la frase ritual del matrimonio («hasta que la muerte
os separe») se había transformado en unión ante la
eternidad.
El matrimonio tuvo ocho hijos, nueve
nietos y dos biznietos. Los hijos recordaban el carácter alegre
de sus padres, la afición de José Antonio a la murga y la
fiesta, el amor materno de Avelina, los momentos familiares.
JUSTIFICACIÓN CIENTÍFICA
Aunque lo curioso del caso que nos
rata el lector es que ambos cónyuges se encontraban separados y,
lógicamente, no tuvieren conocimiento previo de la muerte del otro,
el corazón destrozado por la pérdida de la persona amada
puede conducir a la muerte, según un informe de investigadores de
la Universidad de Glasgow, Escocia, que fue difundido por la cadena británica
BBC.
El estudio se basó en la
evolución de unos 4.000 matrimonios de entre 45 y 64 años
de edad entre la década del ‘70 y 2004.
“Hemos comprobado que el duelo tiene
un impacto en los riesgos de mortalidad de los viudos, impacto que se suma
a los factores individuales”, comentó la jefa del equipo, la doctora
Carole Heart.
Entre los casos más famosos,
se encuentra el del matrimonio que constituyeron los cantantes y compositores
de música country y rock Johnny Cash y June Carter Cash.
En mayo de 2003, June falleció
a los 73 años, luego de ser sometida a una intervención quirúrgica.
Sólo cuatro meses después murió Johnny, de 71 años,
que no pudo sobrevivir a complicaciones en su cuadro de diabetes.
La situación es particularmente
crítica en los primeros seis meses luego de la desaparición
del cónyuge, según se afirma en el estudio. Este fue publicado
esta semana la revista especializada “Journal of Epidemiology and Community
Health”.
En ese período se puede producir
la muerte del viudo por diferentes causas, mientras que en los cinco años
subsiguientes existe un alto índice de posibilidad de desarrollar
desórdenes cardíacos.
Según Cathy Ross, de la Fundación
de Cardiología Británica, una de las razones por las cuales
se da este fenómeno es que las personas que pierden a su pareja
a menudo adquieren malos hábitos. “Algunos comienzan a fumar más;
otra gente bebe más y por lo general tiende a alimentarse mal”,
dijo la experta, y opinó que la cuestión radica en cómo
se lleva el duelo más que en el dolor de la pérdida en sí
mismo.
“El consuelo llegará al aceptar
que al amado se lo lleva en el corazón”, afirma Flory Stella Bonilla,
experta en Gerontología. “Es por medio del amor que logramos ‘vivir
en el otro’ y que el otro llega ‘a vivir en nosotros’. Por eso, perder
a la esposa o al esposo de toda una vida causa un vacío que las
demás personas no pueden llenar”, afirma la especialista.
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