LAS PERSONAS TÓXICAS

Son aquellas personas que son agresivas sin parecerlo.

Un ejemplo en la relación de pareja puede ser la persona que no dice que no quiere hacer algo pero que se las ingenia para que nada de lo que el otro quiere sea posible.

Así si quedan para ir a un concierto al que la persona tóxica no quiere, no dirá que no, pero hará todo lo posible para llegar tarde, se quejará por todo, etc.

Se conoce como agresividad silenciosa y se da en todos los ámbitos, ya sean relaciones laborales, entre amigos o con la pareja. 

Se trata de un trastorno de personalidad que tiene su origen en conflictos de autoestima, sensaciones de abandono en la infancia, habitualmente de la madre, de conductas aprendidas, etc.

El pasivo agresivo no verbalizará su enfado sino que lo expresará de otro modo ya que el orgullo y el miedo le impiden expresar lo que realmente siente. 

De este modo, si se quiere dialogar con esta persona sobre el conflicto, lo negará y hará imposible encontrar una solución.

El problema de estas personas tóxicas es que paradójicamente son dependientes y necesitan del reconocimiento y cuidado de los demás, aunque al mismo tiempo valoran mucho su liberta y sobre todo no tolera recibir órdenes. 

Cuando no se sienten queridos, algo que necesitan, responden con estrategias de no confrontación. Su respuesta es el silencio y más adelante hacerse la víctima.

Este tipo de personas están en posesión de la verdad absoluta y son incapaces de reconocer errores. La culpa de todo la tienen los demás.

Una solución en el trato con estas personas es dejar pasar tiempo desde cualquier enfado o problema de relación. 

Pasado un tiempo plantear el problema sin mencionar que es una acusación personal, simplemente tratando de encontrar soluciones a problemas.