1 de julio de 2016

OBESIDAD Y CONFLICTOS FAMILIARES

El límite entre el consejo y el insulto.

Cuando hay que aconsejar a una persona cercana como un padre, un hijo, alguien de la familia, sobre un problema que afecta a su salud, es probable que la reacción que uno se encuentre sea la de enfado. Como cuando el jefe nos recrimina por llegar tarde al trabajo. No lo entendemos como un consejo para que la fábrica funcione coordinadamente sino como un insulto y escuece.

En temas de salud, cuando un padre dice a su hijo o a su esposa que deberían visitar al médico nutricionista (endocrino) para evitar problemas de obesidad (causa de cáncer, diabetes, etc.) lo normal es encontrarse con una reacción negativa o un reproche merecido: ¿y tú que no te cuidas...?

En el caso de los padres y personas de edad nos encontramos con el problema del cambio de hábitos. Si una persona lleva 70 años comiendo las judías con tocino, va a costar mucho que deje de hacerlo. Ya no digamos el tabaco.

En el caso de los niños está el problema de la incomprensión a ciertas edades de los riesgos de salud y las tentaciones que rodean a los jóvenes con los dulces industriales. 

Es una tarea difícil y sorprende que esté afectando a mujeres muy jóvenes, que por lo general han sido tradicionalmente más cuidadosas con su salud y estética.

Por último está el problema de la obesidad en la pareja. Si la mujer le dice al marido que adelgace es muy probable que se sienta comparado con el vecino y entienda que lo que quiere decir es que el vecino le gusta más. 

Esto puede ser un exceso pero no siempre está lejos de la realidad. La falta de cuidado en la imagen, en la ropa, en la estética en general afectan a la atracción física que debe mantenerse en la pareja a pesar del paso de los años.

La obesidad afecta evidentemente a la relación de pareja. No se puede pretender que un cincuentón tenga los abdominales de un chico de veinte, pero sí que se cuide. Lo mismo en las mujeres.

No siempre ayuda la genética o los hábitos sociales, como la cervecita con los amigos, pero la salud debe imponerse. La obesidad es la puerta de las enfermedades más graves. 

Es complicado seguir un régimen alimenticio sano con los horarios laborales, pero hay que intentarlo siguiendo las instrucciones de los médicos nutricionistas.

En todo caso, cuando su mujer les diga que hay que bajar la tripa cervecera no se ofenda, no piense que prefiere a otro, se lo dice porque le prefiere a usted y está cuidándole. Sí cuidándole porque si usted enferma ella seguirá a su lado cuidándole. Así que por favor no se enfade, no se lo tome como un agravio y cuide de su salud. 

Cuando se mire en el espejo y no vea la tripa cervecera verá que merece la pena y se siente mucho mejor. 

Además, ella se lo merece.
 


 

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