26 de abril de 2016
¿POR QUÉ NO SE DUERME BIEN FUERA DE CASA? Y el truco de viajar con la almohada. La respuesta es porque parte del cerebro se queda sin dormir, en alerta. "Las personas muestran en uno de los hemisferios del cerebro un estado medio dormido, medio despierto. Y este estado puede funcionar como vigilante nocturno para controlar lugares poco familiares", explica la investigadora Masako Tamaki, de la Universidad de Brown, que publica este estudio en Current Biology. Esta capacidad del hemisferio izquierdo para permanecer alerta parece una estrategia evolutiva. Hubo un tiempo en que dormirse por completo en un entorno desconocido podía suponer graves peligros. Es algo parecido a lo que sucede con los delfines, que descansan desconectando alternativamente cada lado de su cerebro: primero duerme el hemisferio derecho, mientras el izquierdo toma las riendas, y luego a la inversa. Así ha llegado a estar activo un delfín más de 15 días, mientras se mantenía fresco y sin deterioro intelectual a pesar de no dormirse del todo en ningún momento. Los investigadores hacían que el oído derecho oyera un pitido que les despertaba en la mayoría de los casos, algo que no sucedía al poner esos pitidos en el oído izquierdo Lo mismo sucede en el cerebro de los humanos cuando dormimos fuera de casa. Un hemisferio permanecería alerta sin dormirse por completo, para vigilar ante posibles peligros que pudieran acechar en un entorno extraño. Esto explicaría, según los autores de esta investigación, que no se duerma bien en un hotel o en casa de un familiar. LA PRUEBA CIENTÍFICA Durante esta investigación se monitorizó la actividad cerebral de ambos hemisferios con diversas técnicas avanzadas de neuroimagen a sujetos que pasaban varias noches en el laboratorio. Se comparaba la actividad cerebral entre los hemisferios y también la de la primera noche con las siguientes. El resultado fue que durante el sueño profundo, el hemisferio izquierdo no estaba apagado del todo. Esto es un fenómeno que se daba únicamente la primera noche. A partir de entonces, el cerebro de los sujetos que pernoctaban en el laboratorio se dormía normalmente. EL TRUCO El efecto de este sexto sentido
nocturno podría atenuarse viajando con la almohada propia, según
sugieren estos científicos.
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