26 de abril de 2016
DULCINEA. ¡OH BELLA INGRATA, AMADA ENEMIGA MÍA! “Carta de Don Quijote a Dulcinea”. “Soberana y alta señora: El ferido de punta de ausencia (el herido por estar en ausencia), y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento (una aflicción), maguer (a pesar de) que yo sea asaz de (muy) sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita (pena), que además de ser fuerte es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo. Si gustares de socorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo. Tuyo hasta la muerte, El caballero de la triste figura”
—Todo va bien hasta agora —dijo
don Quijote—. Pero, dime, ¿qué joya fue la que te dio al
despedirte, por las nuevas que de mí le llevaste? Porque es usada
y antigua costumbre entre los caballeros y damas andantes dar a los escuderos,
doncellas o enanos que les llevan nuevas, de sus damas a ellos, a ellas
de sus andantes, alguna rica joya en albricias, en agradecimiento de su
recado.”
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