¡QUÉ DIFÍCIL ES ESTAR SOLO!

Entre la dependencia emocional y la soledad.

Hay muchas personas que disfrutan apuntándose a un grupo de lo que sea para salir, hablar un rato y ver lo que pasa.

Claramente es un sucedáneo. Todo el mundo querría salir con los amigos de siempre, con su pareja. 

Pero la vida es cambiante, las parejas se separan, los amigos hacen otras vidas, y a veces alguno se queda descolgado buscando una pinza suelta en el tendal de la que colgarse.

Hay personas que rápidamente encuentran pareja y rehacen sus vidas, otras tienen dificultades para hacer amigos, para integrarse y se cuelgan de la barra de un bar, que no es más que una pinza fácil, y piden un cerveza para ver un partido de fútbol y esperar a que pase el fin de semana.

Otros siguen con sus parejas por seguir, es decir, por miedo al frio que hay en un mundo de solitarios descolgados.

Es la dependencia emocional, el temor a vivir sin pareja, que tampoco es sano, realmente es un problema en la personalidad. Una adicción a otra persona que es tóxica pero a la que se es incapacidad de renunciar por miedo a la soledad. 

El rasgo del dependiente emocional es la baja autoestima, por eso tienen mucho miedo a la soledad y sienten pánico ante la idea de quedarse sin pareja.

La soledad deprime y la relación tóxica de pareja también. ¿Qué hacer?

La solución está en cada persona, en atreverse a buscar un futuro mejor, aunque sea pagando el alto precio de la soledad.