26 de agosto de 2016
VIAJE A UNA FOTO ETERNA El abuelo le dijo al viajero que la eternidad era volver a vivir los cuatro juntos el momento de aquella foto. Era una foto en el jardín, los dos padres abrazados con sus dos hijos. Los cuatro en línea sonriendo mientras les hacían la foto. Y continuaba diciendo que la eternidad era que al mismo tiempo que se disfrutaba de ese momento, el hijo volviese a vivir esa misma foto con sus propios hijos y así sucesivamente, hijo tras hijo. Todos juntos. Todos compartiendo la misma felicidad al mismo tiempo. Y decía que lo que nos llevamos de la vida es ese momento, esa foto. Ese instante que se convierte en el centro de nuestras vidas, en el centro de todos los universos vitales. Con los años, viviendo en un país lejano, en viajero estuvo cerca de un gran incendio. Cuando los bomberos llegaban a las casas y les obligaban a salir corriendo, lo único que cogían eran las fotos. Lo demás se quedaba todo, pero no dudaban en jugarse la vida para entrar a sus casas y coger un puñado de fotos. Ese momento central de la vida en el que se alcanza la felicidad máxima, esa foto, ese instante, es el que alimenta el resto de la existencia. Y es tan importante que nos gustaría
que la existencia que está detrás de la existencia
que conocemos contuviese eternamente ese momento, que ahora cerramos los
ojos y volvemos a ver, volvemos a sentir, en el mismo sitio, abrazando
al aire y sabiendo que no se está abrazando al aire.
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