20 de agosto de 2015

PSICOBIOLOGÍA, ADICCIÓN Y CEREBRO.

Los sentimientos alteran la generación de hormonas. Por ejemplo, al estar enamorado se genera dopamina (la hormona del placer) y la oxitocina (la hormona del apego). En situaciones de ruptura de pareja es difícil superar la dependencia emocional y física.

Estas hormonas intervienen en regiones cerebrales asociadas con el placer (el denominado sistema neuronal del reforzamiento). 

Según un estudio publicado por la revista PLOS ONE, el efecto del amor es similar al de algunos analgésicos, ya que activa zonas cerebrales que reducen el dolor. Cuando se deja de producir estas hormonas, por ejemplo cuando desaparece la situación de enamoramiento, el cerebro produce un estado de tristeza y síntomas de abstinencia (ansiedad, obsesión e incluso dolor físico) similares a los drogodependientes.

En la persona que sigue enamorada, durante ese tiempo de carencia afectiva ocurre lo mismo que con las personas adictas, un deficiente funcionamiento de la comunicación neuronal.

Según ha demostrado Lucy Brown, neuróloga en el Einstein College of Medicine (Estados Unidos) el desamoror activa regiones asociadas con el dolor físico, la adicción a las drogas y la recompensa. La investigación, publicada en la revista Journal of Neurophysiology, se realizó con 10 mujeres y 5 hombres del área de Nueva York a los que se les practicaron resonancias magnéticas funcionales para observar qué áreas cerebrales se les activaban cuando veían imágenes de la pareja con la que acababan de separarse.

La edad media de los participantes en el experimento era de 20 años y la duración de las relaciones que acababan de terminar se situaba en torno a los 21 meses. Durante los cuestionarios previos, todos ellos mostraron un alto grado de obsesión, reconociendo que pasaban más del 85% del día pensando en sus exparejas.

Además, reconocieron que querían que estas personas volvieran con ellos y manifestaron falta de control en sus emociones, incluyendo llamadas fuera de lugar, emails, súplicas de reconciliación, llantos desconsolados y recurrencia al alcohol.

Las imágenes cerebrales dieron una posible explicación a estos comportamientos irracionales. “La activación de áreas relacionadas con la adicción a la cocaína podría explicar los comportamientos obsesivos asociados a las rupturas sentimentales”, concluye el estudio.

En algunos casos los efectos pueden resultar muy perjudiciales, por lo que los expertos recomiendan romper todo vínculo con la expareja y hacer ejercicio, pues también libera dopamina y serotonina, que ayudan a tranquilizarse.
 


 

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