16 de marzo de 2015

VIAJE A UNA CUEVA

Ella les quiso regalar un viaje a todos, pero lo que no se podía imaginar es que no iba a regalar otro viaje, sino la búsqueda de un momento que había pasado décadas atrás. Todo pasó por casualidad, cómo llega todo. Ella sabía que no pararía hasta que diese con el lugar. Se olvidaron del viaje y se dedicaron a buscar, ¿pero no es eso viajar? Viajamos buscando algo que recordar. Viajamos buscando el recuerdo que merece la pena revivir. Este recuerdo estaba en una cueva.

Cuando empezaron el viaje todo parecía normal, pero ella guardaba una sorpresa para sus invitados al viaje. Les esperaba un guía que sabía todas las historias y anécdotas de la ciudad histórica en la que se juntan los dos ríos. 

Pasearon junto a los palacios y las fuentes hasta llegar a las embarcaciones de recreo con las que los príncipes de antes navegaban por el río acompañados por sus músicos.

Comieron en un lugar muy querido por la mujer tan especial que les acompañaba. Era la casa de comidas que estaba junto al río y que hizo un hombre que se pasó la vida salvando a gente que no conocía el poder de los remolinos. Hablaron de como un desconocido puede arriesgar su vida para salvarnos de nuestras imprudencias. El ser humano es capaz de todo, lo mejor y lo peor.

Durante el café aprovecharon para bailar junto al río. Luego pasaron la tarde paseando por unos jardines que fueron trasmutados en música por un ciego que los eligió para su luna de miel. Ella les había regalado antes la música y ahora les regalaba el lugar durante las primeras floraciones de primavera. Dos veces el mismo regalo.

Al acabar la tarde se iban a despedir. Entonces ella dio un volantazo y decidió que era entonces cuando empezaba el viaje.

A través de una carretera que se entremetía entre las callejuelas de los pueblos, llegaron a un castillo desde el que se veía la inmensa meseta hasta alcanzar una cordillera. A los pies del castillo había una plaza que es una de esas joyas que uno no puede perderse. Cenaron en la misma plaza al frío de la noche. Noche de patatas y ajos con luna llena.

Durante la cena, la mujer tan especial recordó un lugar. Ya no existirá, dijo. Era una cueva llena de tinajas gigantes repletas de mosto, tiempo y vino. Tinajas repletas de vida, tiempo y recuerdo. Cuanto más tiempo, mejor vino. 

Ella había comido una vez en aquel lugar. 

Mientras lo contaba todos sintieron que no estaban solos. Seguramente nunca estamos solos pero en aquel momento menos que nunca. Tenían que buscar la cueva del recuerdo.

Subieron por las oscuras callejuelas y por fin creyeron haber encontrado la cueva en lo alto del pueblo, pero ella les decepcionó diciendo que no era su recuerdo. 

Siguieron andando, subiendo cuestas, preguntando a cualquiera con quien se cruzaban. 

Por fin alguien les dijo que no conocía el lugar, que no era de allí, pero que había un mesón “pueblo arriba” que merecía la pena ver. 

Siguieron subiendo y entraron en un mesón. Tampoco era su recuerdo. 

Ya no sabían qué hacer, pero de pronto cruzaron una vieja puerta, se encontraron con una bodega antigua y se adentraron en una cueva con inmensas tinajas de vino que llegaban hasta el techo. Junto a las tinajas sólo había mesas de dos. 

Entonces a la mujer tan especial se le cambió la cara hasta llega a asustar al viajero. 

Acababa de encontrar su recuerdo, seguía allí, inmutable desde hacía décadas, como viven los recuerdos, envejeciendo, escondidos en tinajas, mejorando día a día, sabiendo que algún día serán bebidos, revividos. 

Entonces la mujer tan especial dijo que volverían y comerían en aquel mesón, pero que esperarían hasta que estuviese reunida toda la familia. 

Es curioso que cuando hay que revivir algo muy especial queremos reunirnos con las personas más importantes de nuestras vidas. Hay que esperar a que estén todos para poder empezar la ceremonia del recuerdo. 

No tenemos nada, sólo tenemos recuerdos, muchos malos, muchos buenos. Los malos los preferimos olvidar o recordar en soledad. Los buenos, los únicos que quedan, los queremos revivir, sea o no un aniversario, y lo queremos hacer con todas las personas que dan sentido a nuestra vida. Esto es compartir los recuerdos, revivir con los que amamos los mejores momentos que hemos vivido. 
 


 

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