LA VOZ Y EL CUIDADO DE LA LARINGE.
En la adolescencia, la laringe de
los hombres crece hasta un 30 por ciento más que en las mujeres.
Las patologías de la voz
se manifiestan en todas las épocas de la vida, incluida la infancia
y la vejez. Y las estadísticas indican que aumentan año tras
año en una sociedad como la nuestra, cada vez más ruidosa
y estresante, en la que la voz se ha convertido en una herramienta esencial
de trabajo. Profesores, cantantes, actores, locutores, conferenciantes
o teleoperadores son los profesionales más afectados. En total,
más de dos millones de personas sufren en nuestro país algún
trastorno de la voz.
Los niños en edad escolar
son los más afectados por las alteraciones de la voz o disfonías:
hasta un 40 por ciento las padecen en algún momento, según
datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL).
Un porcentaje mayor incluso que el de los docentes, que con un 25 por ciento,
se ponen a la cabeza de los colectivos más afectados.
La mayor incidencia en los pequeños
se debe fundamentalmente a dos factores: tienen un tono de voz más
agudo -porque su laringe es más pequeña- y con frecuencia
tienden a gritar para hacerse oír.
En la adolescencia, la laringe de
los hombres crece hasta un 30 por ciento más que en las mujeres,
la voz se hace más grave y los problemas se dan en menor porcentaje.
En las mujeres, sin embargo, el menor tamaño de la laringe las hace
más susceptibles a estas patologías también en la
edad adulta. Y es que «durante el habla la laringe femenina vibra
220 veces por segundo, casi el doble que la de los varones. A igual tiempo
de conversación, las cuerdas vocales de las mujeres trabajan un
80 por ciento más».
En la mayoría de los casos
las disfonías se deben a un mal uso y abuso de la voz. Hablar en
exceso y con una intensidad o tono superior a lo normal ambiente, gritar,
carraspear, toser, forzar la vocalización, cantar con una técnica
inadecuada o inhalar polvo, humo de tabaco y gases nocivos, además
de beber alcohol, son los principales riesgos para la voz. Un atributo
que nos define y cuya capacidad de resistencia está en torno a las
tres horas si se habla y dos cuando se canta.
Las disfonías también
pueden estar causadas por lesiones en las cuerdas vocales: los nódulos
en las mujeres y niños y los pólipos en los varones son las
patologías más frecuentes.
El secreto para asegurar unas «buenas
vibraciones» de nuestras cuerdas vocales está en proyectar
adecuadamente la voz y utilizar bien el aire, procurando no agotarlo al
hablar.
Cuando la voz envejece
A partir de la menopausia el tono
de voz de las mujeres se hace más grave y el de los hombres a partir
de los 60 años más agudo, como consecuencia del proceso de
envejecimiento natural de la voz (presbifonía). La incidencia de
trastornos se iguala y uno de cada cuatro mayores de 65 años, ve
mermada su calidad de vida por este motivo.
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