ICTUS O INFARTO CEREBRAL
La prevención del ictus o
infarto cerebral.
Según José Redón,
miembro del Consejo de la Sociedad Europea de Hipertensión, la prevención
o el retraso del ictus ha de empezar por el control de los principales
factores de riesgo cardiovascular: hipertensión, colesterol elevado,
tabaquismo, sedentarismo, diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.
Según Redón, la hipertensión
es, después de la edad avanzada, el principal factor de infarto
cerebral: "Un hipertenso tiene cinco veces más posibilidades de
sufrir un ictus. Y no podemos olvidar que la elevación de la presión
arterial por encima de los valores prefijados afecta a unos 690 millones
de personas en todo el mundo.
Si no son controlados adecuadamente,
las lesiones que se producen en los vasos sanguíneos, especialmente
los del cerebro, el corazón, el riñón y los ojos,
van progresando paulatinamente hasta producir hemorragias y coágulos
dentro de los vasos sanguíneos, con graves repercusiones para los
órganos que son nutridos por esos vasos".
El ictus es responsable de un alto
número de secuelas y de gasto sociosanitario. Según Redón,
la prevención es la mejor medida de coste-efectividad, ya que la
evidencia científica ha demostrado que el control de la hipertensión
reduce notablemente el riesgo de un primer episodio de ictus cerebral.
"A veces es suficiente con la adopción
de normas higiénico-dietéticas sencillas, como una dieta
equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico moderado
y el evitar la obesidad. Se ha observado, epidemiológicamente, que
el buen control de la presión arterial alta puede prevenir hasta
cuatro de cada diez ictus", añade.
El británico John Bowis,
miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y
Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo, repasó en Madrid las
políticas de prevención de la Unión Europea y sus
Estados miembros.
"Hace tres años", recordó,
"el Parlamento Europeo fue el primero en dar la voz de alarma y se elaboraron
una serie de recomendaciones a los Gobiernos nacionales encaminadas a reducir
la prevalencia de la hipertensión, que cada año genera 1.240.000
muertes en Europa. El 60% de los afectados muere o se convierte en dependiente
por las graves secuelas".
El eurodiputado británico
pidió a los Estados comunitarios que adopten políticas de
salud pública basadas en la prevención y control de los factores
de riesgo cardiovascular, "empezando por la hipertensión y con el
fin no sólo de reducir la mortalidad y las complicaciones del ictus,
sino también para paliar los altos costes sanitarios".
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