AJO Y CIRCULACIÓN SANGUÍNEA.
Dentro de las arterias o las venas
estimula a las células que conforman la membrana para que se relajen
y se dilaten.
Si el ajo huele tan mal es porque
tiene alicina, que se convierte en un sulfuro de tan mal olor que se queda
impregnado en el aliento.
Esas sustancias reaccionan con los
glóbulos rojos de la sangre y producen el sulfido de hidrógeno
que relaja los vasos sanguíneos y hace que la sangre fluya con facilidad.
Dentro de las arterias o las venas estimula a las células que conforman
la membrana para que se relajen y se dilaten. Como consecuencia, se reduce
la presión de la sangre, lo que permite que las células transporten
más oxígeno a los órganos vitales, y se reduce la
presión sobre el corazón.
El estudio de la Universidad de
Alabama, en Birmingham, Estados Unidos, fue publicado en los Anales de
la Academia Nacional de Ciencias de ese país, destacando que en
las regiones donde el consumo de ajo está extendido, como el Mediterráneo
o el Lejano Oriente, las enfermedades cardiovasculares tienen menor incidencia.
|